Capitulo 9: El secreto del destino

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Los días pasaron con total tranquilidad tras aquella noche, pero una preocupación persistente mantenía a todos en un estado de inquietud: el gran baile de presentación.

Finalmente había llegado el día tan esperado. El momento de lucir el majestuoso vestido escarlata de la corte real se acercaba, y la ansiedad me envolvía como una nube pesada. Miraba el vestido sobre la silla con una mezcla de admiración y terror, el temor a decepcionar a todos resonaba en mi mente. Preguntas inquietantes como "¿Y si no lo hago bien?" y "¿Qué pasa si solo decepciono a todos?" giraban en mi cabeza, creando una tormenta de ansiedad.

De repente, un toque suave en la puerta me sacó de mis pensamientos.

—Majestad —dijo una voz desde el otro lado, cortando mi introspección.

Con una mano sobre mi boca y la otra aferrada a mi estómago, me volví hacia la puerta, tratando de calmar mi respiración irregular.

—Adelante —dije, sin apartar la vista del vestido que yacía en la silla.

Kai irrumpió en la habitación con una presencia tan imponente como su atuendo. La chaqueta de su traje, entallada y refinada, con bordados dorados en forma de runas olvidadas, resaltaba su estatus celestial. La espada en su vaina negra a su lado completaba su look, simbolizando su papel como protector.

Coloqué una mano sobre mi frente y me giré lentamente para verlo de frente. Su elegancia y postura firme reflejaban la dignidad de un futuro rey. Cada detalle, desde la maestría en la empuñadura de su espada hasta su postura erguida, transmitía preparación y poder. Este traje no era solo una vestimenta; era un símbolo de su destino y misión.

—Son solo mis nervios... —dije con voz temblorosa, mientras mi ansiedad parecía contrastar con la perfección del atuendo de Kai.

—De eso me encargo yo —Kai sonrió con una expresión tranquila que infundió un poco de confianza en mí. Luego, se dio media vuelta y tronó los dedos, señalando a las mucamas que se encargarían de arreglarme.

Unos minutos después, salí de la habitación luciendo el gran vestido escarlata. Mi cabello rizado caía suavemente a los lados de mi rostro. Al bajar las escaleras que conducían hacia el gran salón, el nerviosismo me hacía sentir como si caminara sobre nubes de incertidumbre. Cada paso resonaba en mi pecho, amplificando mi ansiedad. Sin embargo, al ver a Kai esperándome al final de las escaleras, sentí un soplo de calma. Su presencia era un ancla en medio de mi tormenta emocional. Lo tomé del guante, buscando en su silencio el apoyo incondicional que necesitaba.

Juntos, caminamos hasta la entrada del salón. Al abrir la puerta, un mar de rostros se volvió hacia mí, llenos de sorpresa y admiración. Los murmullos de la multitud se convirtieron en un susurro constante. Durante todos esos años de aislamiento en el palacio, esta presentación era la culminación de mi regreso a la sociedad.

El mayordomo se adelantó y anunció:

—¡Atención! —Su voz resonó en el gran salón.— Con ustedes, su alteza imperial, la princesa Charlotte.

Las grandes puertas se abrieron de par en par, revelando la magnificencia del salón y permitiéndonos a Kai y a mí entrar. En ese instante, tanto mi mirada como la de Kai se volvieron serias y distantes, como dictaba el protocolo de la realeza. Sentí un torbellino de emociones: el orgullo por finalmente estar ante la sociedad, la presión de cumplir con las expectativas y el temor a no estar a la altura.

Cada paso que daba me sentía más expuesta. Los ojos de los invitados pesaban sobre mí como un manto invisible. Mi corazón latía con fuerza, y mi respiración se volvía irregular mientras intentaba mantener una postura digna. El peso del deber y la responsabilidad se asentaba sobre mis hombros, pero la presencia calmante de Kai a mi lado me ofrecía un rayo de esperanza. Mantuve la cabeza erguida y mi mirada firme, saludando a la multitud con un movimiento controlado de la cabeza.

Amor Legendario (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora