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Serendipia
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No pudo evitar sentir una inmensa felicidad y melancolía verla no sólo en sueños o pensamientos, si no tenerla de frente. Era una escena irreal.
De pronto todo a su alrededor se nubló, ahora solo eran, el y ella.Pudo sentir como sus cuencas se llenaban de lágrimas, inmensas lágrimas gruesas que amenazaron con escapar en cualquier momento.
Un paso.
Dos pasos.
Se acercó a ella en un ágil movimiento poco tembloroso como si temiera que fuera un sueño, y tomándola desprevenida de los hombros la atrajo hacia el en un cálido abrazo, donde pudo escuchar el pequeño grito de sorpresa salir de la castaña. Quizá la gente que los rodeaba pensara que está loco pero es algo que no le importa en ese momento. Pudo sentirla, sentir el calor que emanaba de aquel pequeño cuerpo le hizo saber que no se trataba de un sueño o una pesadilla.
Inclinó su cabeza levemente hacia el cuello de la chica, y aspiró unos segundos su perfume a vainilla. Podría ser ese su aroma favorito de ahora en adelante.
Chooso se irá de espalda al suelo cuando le cuente que literalmente la chica de sus sueños es real y que la a abrazado.
—O-Oye!
Y así en menos de lo que cantaría un gallo, el, nuevamente volvió a caer sentado en la acera con la mejilla ardiendo.
—Quién te crees que eres, idiota?! —Chistó furiosa la oji avellana dejando las bolsas en el suelo, luego de haberle abofeteado la mejilla izquierda con su mano libre. El golpe había sido tal que incluso la palma de su mano le dolió— , y como sabes mi nombre?! —Exigió mientras se sobaba la mano— dímelo o te abofeteo la otra mejilla —Advirtió levantando su otra mano.
Itadori se dio cuenta de algo muy importante. Para ella, el era un completo desconocido que aparte de tirarle las bolsas era un tipo raro que la había abrazado y le había llamado por su nombre.
—Oh! mis más sinceras disculpas. Mi hermano tiene un tipo de retraso mental socioafectivo. Te pido que lo disculpes. —Se interpuso Sukuna evitando que la chica cumpliera su amenaza.
Una mirada de sorpresa se asomó por los ojos de la más baja quién le miraba a él –quién seguía en el suelo aún asombrado– , luego a su hermano que estaba frente a ella. Eran idénticos en casi todo , salvo que Sukuna tenia los ojos rubíes y el cabello hacia atrás, y él tenía los ojos color miel y el cabello cubriendo mitad de su frente.
—Si , claro. Crees que te creeré esa víl mentira? —Frunció el ceño cruzándose de brazos.
Sus golpes duelen.
Pensó entre quejidos a la vez que se masajeaba cierta área roja con la mano izquierda.
—Es cierto lo que dice —Fue Megumin esta vez quién habló apoyando el argumento de Sukuna y deteniéndose a su lado— , mi amigo perdió a sus padres hace poco y debido a eso desarrollo un trauma y un trastorno socioafectivo, disculpalo.
—Mhm...si eso es verdad entonces no tengo más remedio. —Suspiró pesadamente agachando la cabeza, dejando caer sus cortos cabellos sobre su frente.
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AL ATARDECER.
Fiksi Penggemar"Vuélveme a conocer, volvamos a coquetear, regresemos a las tonterías ocurrentes y vuelve a decirme que te gusto, seamos tontos de nuevo, que vuelvan los suspiros y caras ruborizadas, volvamos al inicio cuando aún no sabía que te terminaría amando".