Capitulo 3: ¡Nunca debió hacer esa apuesta!

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Fuutarou suplicaba a todos los dioses del Olimpo que las demás hermanas no hubieran escuchado nada de lo que hizo con la hermana mayor. Nunca tendría esas intenciones, y si Nino se enteraba, seguro lo mataría de mil formas diferentes.

Autora: Manera de morir 1001: "El Tren sin Frenos".

Fuutarou: ¡Autora, no ayudas! —molesto con la pobre autora.

Autora: Ya fuiste, Fuutarou —poniéndose a trabajar.

Bueno, a lo que iba... Fuutarou giró la manija y abrió la puerta. Para su sorpresa, Nino estaba allí, tranquila, mirando su teléfono. Cuando se dio cuenta de la presencia del peli-azul, le dijo que pasara, pero Nino notó algo.

Nino: Oye, Fuu-kun... —mirándolo de reojo.

Fuutarou: ¿Sí? —con un poco de miedo.

Nino: Estás sudado, ¿por qué lo estás? —sospechando—. ¿Qué hiciste en el cuarto de Ichika para estar sudado?

(Autora: Todo era parte del plan de Nino, jaja.)

Fuutarou: Bueno, pasa que... —recordando cómo la dejó jadeando— Ichika me pidió que hiciéramos ejercicio, y tuve que ayudarla —intentando sonar tranquilo.

Nino: (Ja, aún piensa que no los escuché a él y a Ichika teniendo relaciones). Oh, ya veo —aparentando creerle—. Ya sé, espérame un rato, Fuu-kun —dijo, yéndose de su cuarto.

Fuutarou solo se sentó en la cama a esperar a Nino, mientras ella estaba en la cocina con un vaso de agua al que le estaba echando algo para su Fuu-kun.

(Autora: Se va volver salvaje el Frutas.)

Cuando Nino estaba subiendo con el vaso en su mano hacia su cuarto, la puerta de la hermana mayor se abrió, y entonces se vio a una Ichika completamente sudada y con la ropa mal arreglada por cómo Fuutarou la había dejado.

Ichika: Eso fue intenso —estirando sus brazos para luego mirar a Nino—. Entonces, ¿usarás lo mismo? —mirando el vaso.

Nino: Ya tuviste tu diversión, ahora me toca a mí —un poco molesta.

Ichika: Te va a sorprender mucho, Fuutarou-kun —recordando cómo había sido la experiencia.

(Autora: Hmm, ¿me quedó exagerado?)

Cuando Nino entró a su cuarto, vio a Fuutarou sentado en su cama, se acercó y le ofreció el vaso de agua.

Nino: Sería una mala anfitriona si no te traigo un poco de agua —dándole el vaso.

Fuutarou: ¿Y no será que otra vez tenga algo? —mirándola con desconfianza.

Nino: Ay, por Dios, ¡no! Además, ya me disculpé —luciendo molesta.

Futaro: Bueno-un poco desconfiado.

Entonces, Fuutarou tomó un gran trago, no muy confiado por la posibilidad de que tuviera algo, y pues sí, tenía razón.

Fuutarou comenzó a sentirse un poco raro, mientras Nino solo lo miraba como poco a poco el afrodisíaco hacia efecto.

Nino rápidamente tumbó a Fuutarou en la cama, se puso encima de él y se acercó para darle un beso muy apasionado. Esto tomó por sorpresa a Fuutarou, pero no se negó.

Hubo una lucha de lenguas en la que Nino estaba ganando. Siguieron así por un minuto, hasta que la falta de aire se hizo presente, obligando a ambos a separarse.

Nino: ¿Y? ¿Qué te parecieron mis labios, Fuu-kun?

Fuutarou: E-esto no está bien, Nino —un poco asustado.

El Embarazo De Las QuintillizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora