Futaro Uesugi, un pendejo princeso que por una apuesta, tendrá que hacerse cargo de sus hijas al dejar embarazadas a las hermanas Nakano. . . jaja que pendejo🗣️🔥.
Los personajes no me pertenecen, todo a su respectivo autor. . . piche Negi porque n...
Autora: -levantándose con resaca de su cama- ¿Ah, no mames, qué chingados hice ayer?
Narrador: Autora, debemos hacer el capítulo 10. -apareciendo en su cabeza-
Autora: Tamal, la esquizofrenia sí me anda fuerte... Bueno, hora de chambear
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Pasaron varios días desde que eligieron cinco nombres para sus bendiciones. Hasta que llegó otro ultrasonido, y casualmente era un lunes. Así que, mientras Futaro iba a la escuela, las hermanas se dirigieron al hospital acompañadas de Ebata y su padre.
Ya en el hospital, todas bajaron de esa limusina lujosa y carísima, de esas que ni tú ni yo podríamos tener en nuestras vidas... a menos que hiciéramos un trato con el diablo.
(Autora:
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
ok no xd)
De vuelta a la historia: mientras esperaban en la sala, el padre estaba en la habitación de las ecografías hablando con los médicos.
Miku, a quien la curiosidad por el secreto de Futaro ya la estaba carcomiendo, se escabulló del lugar con la ayuda de sus hermanas, quienes la cubrieron. Tomó un taxi hacia otro hospital y, gracias al poder del guion, consiguió que le hicieran un ultrasonido.
Ya en la sala de ultrasonido, la doctora a cargo colocó el transductor y comenzó a revisar la pantalla.
Doctora: -observando la pantalla- Bueno, señorita Nakano, todo está en orden. Ellas están completamente sanas.
Miku: ¿Eh? ¿Disculpe... ellas? ¿No sería solo ella?
Doctora: ¿Cómo? ¿No se lo dijeron? Usted va a tener cinco hijas. Es impresionante; aquí no hemos tenido ningún caso de quintillizas.
