Aguardiente

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- ¡Hola amor! ¿Qué pasó? Me estaba bañando - La chica fit recargaba su teléfono contra el espejo, enfocando su cámara para sí. En la otra mano tenía una toalla con la que comenzó a secarse el cabello que aún goteaba.

- Nada amor... sólo quería verte un rato - Marce contemplaba a su novia del otro lado de la pantalla - Bueno, realmente quería hablarte de algo que me inquieta...

- ¿Y eso? ¿Qué te inquieta hermosa? O por qué lo dices?

- Pues, hace una semana llamé a la Estación porque quería darte un detallito, pero pues me saqué de onda porque pregunté por ti y...

- Hola! Traje fruta con granola y café para desayunar, pensé que tendrías hambre - Interrumpió una tercera voz femenina entrando a la habitación de la bombera.

- Lau, ¿qué está pasando?, ¿Quién...

- Amor, te marco luego.

- ¡Laura! ¿Qué pedo?! Laura!!!

[Videollamada finalizada]

La chica del pueblo se quedó mirando su celular por cinco segundos sin moverse o emitir sonido alguno: ¿Su prometida le estaría mintiendo?, ¿Cómo podría estar recién bañada a las 5:11am si siempre a las 4:45am ya está lista?, ¿Acaso su compromiso era un chiste para ella? Y, lo más importante... Esa voz de mujer llevándole un desayuno a esas horas...

Marcela se levantó de inmediato del asiento y marcó a su gemela:

- Por favor Caro, contesta...- rogaba.

"[Tonos de llamada] [Su llamada será transferida a buzón]"

Así las siguientes 3 veces, hasta que la marcación la dirigió directamente a buzón.

- ¡Puta madre! Justo ahora tenías que andar en los aires. - Gritó.

La foránea tomó una mochila y empacó de improviso con lo básico para, posteriormente, conducir hasta el aeropuerto y tomar el primer vuelo que encontrara.

Durante el trayecto solo sumaba dudas, jamás se hubiera atrevido a tomar semejante decisión de confrontar a quien amaba ante algo así, y menos, en otro país. A estas alturas habría sido tajante sacándola de su vida sin más explicación.

- Nelly, estoy en Miami. - avisó la geminiana a la taurina - Tengo un... asunto de emergencia que atender. De todas formas no les digas a las demás porfa, no quiero que se vaya mover nada.

- No manches bebé, ¿pues qué pasó? ¿todo bien con Lau?

- Sí... todo bien, no te preocupes, ya te contaré.

- Ok nena, cuentas conmigo para lo que sea, va?, ten cuidado mujer y me avisas cuando ya vengas de vuelta ehh.

- Si chiquita, yo te aviso, gracias!. Bye.

Su mente consternada seguía sin poder encontrarle explicación a todo lo que había pasado en esa videollamada, ni por qué la mujer de su vida se apresuró a colgar a la entrada de esa "tercera persona" a su cuarto... ¿O podría de su vida también?... Necesitaba respuestas ya.

- Me lleva la chingada... - Logró decir entre dientes. El celular de Carolina definitivamente seguía mandando sus llamadas a buzón.

Llegó a la Estación donde esperaría a la bombera a su salida de turno, no quería perder ni un minuto más frente a tanta ansiedad que la invadía.

Después de unas horas concluyó que no acudió a laborar cuando al sonar la alarma, todos abordaron la unidad de emergencia menos su novia, lo que hizo que llorara de coraje.

- Por favor Dios mío, que no sea lo que estoy pensando... - Exhaló con fuerza.

Subió a la camioneta alquilada y con apuro, recorría el asfalto de la ciudad para llegar a casa de Laura.

+ -¡Fíjate pendeja! - La TepaQueen había chocado al pasarse una luz roja, y la defensa del vehículo se quebró con la del otro auto - A ver pendeja, ¡bájate! -

Ambas conductoras se hicieron de palabras a las que nuestra protagonista puso oídos sordos, de alguna manera tenía que seguir drenando su coraje con todo lo que ya estaba sucediendo.

- Mira, ya a la verga! Toma! $110 dólares es lo que traigo y a la chingada que traigo prisa. - Retomó su camino y la otra afectada sólo aceptó el dinero sin decir más.

Llegó a su destino.

Puso en práctica lo que, su aún prometida, le había enseñado en cuanto a cerrojos se trataba, y exitosamente logró entrar con sigilo.

Se escuchaban risas desde la habitación, y empezó a sentir como el calor de su cuerpo se elevaba, tal cual lo haría un shot de aguardiente por la garganta; su corazón golpeaba con fuerza su pecho y sus manos sudaban.

Se acercó a la puerta entreabierta que daba a notar una segunda silueta y de un empujón, ingresó a la recámara dejando ver a Laura de espaldas a ella, abrazada a una chica que se apartó de los brazos de la bombera que, en cuanto la vió entrar, no pudo hacer más evidente su asombro al encontrarse con su mirada:

- Marcela... yo...

- ¡¿Qué chingados Carolina?!






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