El ex rey del abismo se valió de la común táctica para serenarse que había aprendido de su abuela, quien era la que más la ocupaba: contar hasta diez o hasta el número que consiga aminorar el enojo y la frustración que ardía en su interior. A este paso llegaría sin problemas hasta doscientos. Inclinó la cabeza sutilmente con la intención de que su largo flequillo tapase sus mejillas encendidas y se negó a mirar al causante de su estado, se metió el trozo de postre a la boca intentando no apretar mucho la cuchara plateada y dejó que el sabor dulzón de la tarta de durazno que preparó su novio se volviera su distracción de emergencia.
El cocinero del día, por su parte, no lucía tan mal como Sakai, de hecho, estaba bastante entretenido con la coyuntura que se había orquestado solo por la curiosidad de su yo joven. Su postura relajada y desordenada solo acentuaba su buen ánimo. Con la espalda apoyada en el costado izquierdo del Blink Baron y utilizando el resto del sofá, básicamente, como una cama, todo lo opuesto a su chico que se mantenía derecho y correctamente sentado. Uno personificaba la dignidad y el otro la relajación, la imagen que proyectaban era irrisoria. Su plato con la porción de su deliciosa creación descansaba en su cincelado abdomen protegido por su camiseta favorita, el contraste de la blancura de la loza y la negrura de su ropa era notorio.
Mientras el as de golpes veloces luchaba contra el imperioso deseo de golpear al quinceañero, Licht consideraba servirse otro vaso de jugo de naranja.
--¿Podrías, por favor, dejar se hacer esa clase de preguntas?--bramó el samurái una vez que tragó su bocado.
--¡Pero tengo derecho a saber!--se quejó el chico, con el ceño fruncido y su parte del postre a medio comer.
Ante los ojos de Tokikaze, ese chiquillo no tenía derecho a lucir tan serio cuando el tema era de lo más absurdo.
--¿Acaso no puedes esperar los malditos 300 años correspondientes?--gruñó.
--Son más de 300 años...--comenzó a corregir el chiquillo antes de acobardarse por la mirada que recibió de su hermano del futuro. Clavó su aguda vista en su plato y rápidamente ingirió más de su postre.
--Cielo, estás asustando al niño. De nuevo--dijo el Flash Baron sin auténtica seriedad en su voz.
--Se lo merece.
Bach, con una sonrisa jacarandosa en sus labios, escaneó al muchacho en el sillón que veía el trozo de tarta con tanta intensidad que le figuró que este era la octava maravilla del mundo, todo con tal de no enfrentar la mirada fría de su chico. Realmente Tokikaze tenía una increíble habilidad para hacer valer su autoridad con una simple mirada, siempre creyó que la desarrolló en sus años como monarca del abismo, pues ahí era padre de varios niños a los que tuvo que educar y enseñarles a sobrevivir. También de ahí sacó su lado paternal.
--No temas, chico. Lo peor que te puede hacer es tirarte un plato--consoló Licht.
--No voy a hacer eso--aseguró molesto Sakai.
--Puedo soportar un plato o una taza en la cara, pero no quiero esperar tanto por cosas que puedo saber ahora--declaró recuperando la valentía que era usada para un propósito estúpido--Y además, lo que quiero saber ni siquiera afecta al futuro.
Tokikaze respiró profundamente para alejar de su mente el tentador pensamiento de que la violencia era la solución. El ex coronel no pudo retener una corta risa por la fuerte determinación de su yo del pasado por saber algo tan absurdo como íntimo, le era tan estrafalario como normal la tesitura que le provocaba una poderosa nostalgia y familiaridad, además de la diversión, por supuesto, porque por sobre todas las cosas tenía enfrente a una versión de sí mismo que aún no era destrozada por tantas maquinaciones ni traiciones, una ignorante de las verdades nocivas y su papel en una guerra perdida y maldita; inocencia, eso era lo que el jovencito le proyectaba. Una inocencia acompañada de un aire tan desenfadado como atrayente, no pudo impedir que la idea de qué hubiera pasado si él, en contra de todo pronóstico, hubiera convencido a su chico de irse de la escuela, y como consecuencia, nunca se enteraría de ningún plan retorcido, se colara en su cabeza, sin embargo, la descartó al instante, era inútil pensar en eso, era solo una posibilidad tonta nacida de un momento bizarro.
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Sentimientos Vetustos
FanfictionEn un momento indeterminado un sentimiento nació, y perduró ante juicios y batallas que destrozarían hasta al más fuerte. Este inusual sentimiento provocó un sin fin de situaciones que evidencian su verdad. Múltiples historias sobre una pareja que m...