𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 1:

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||𝐴𝑛𝑒𝑘𝑜||

'𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 1.'
" 𝐋𝐚 𝐟𝐚𝐦𝐢𝐥𝐢𝐚 𝐒𝐡𝐢𝐛𝐚 ”


𝗦𝗮𝗻 𝗟𝘂𝗰𝗮𝘀:
❝𝑀𝑖𝑟𝑎, 𝑚𝑖𝑟𝑎, 𝑐𝑜𝑟𝑎𝑧𝑜́𝑛. 𝑂𝑙𝑣𝑖𝑑𝑎 𝑒𝑙 𝑚𝑖𝑒𝑑𝑜 𝑞𝑢𝑒 ℎ𝑎𝑦 𝑒𝑛 𝑡𝑖, 𝑒𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑑𝑒𝑗𝑎 𝑑𝑒 𝑠𝑢𝑓𝑟𝑖𝑟... 𝑻𝒐𝒅𝒐 𝒂𝒒𝒖𝒆𝒍𝒍𝒐 𝒚𝒂 𝒑𝒂𝒔𝒐́... ❞
ᴷᴱᵛᴵᴺ ᴷᴬᴬᴿᴸ
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╰┈➤• 𝗘n aquel cuarto del hospital, estaba sumido en un silencio opresivo

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╰┈➤• 𝗘n aquel cuarto del hospital, estaba sumido en un silencio opresivo. Las paredes, pintadas de un blanco desgastado, parecían encerrar los suspiros y las esperanzas de quienes transitaban por allí. La luz tenue de la lámpara junto a la cama apenas iluminaba el rostro pálido de la mujer que yacía inmóvil bajo las sábanas.

Su rostro desgastado por el tiempo y su frágil estado de salud marcaban una notoria absoluta en sus rasgos más visibles. Mientras que su mano, huesuda y helada, sostenía entre sus finos dedos una mano más pequeña.

-Entonces, también Hakkai intentó agarrar galletas del tarro. ¡Luego de comerse casi 4! ¿Puedes creerlo, mami? -dijo aquella vocecita infantil con un tono molesto en su voz mientras apartaba sus ojos cafés hacia la pared de aquella sala, juntando sus cejas en signo de molestia.

-Aunque, papá lo regañó por eso. Diciéndole 'No puedes comer tantas galletas, bla, bla, bla'-. Dijo intentando imitar la voz de su padre, saliendo un chillido extraño como respuesta.

-... Luego le di yo las galletas a Kai... Jeje -.Sonrió, mientras recordaba la mirada llena de ilusión de su hermano menor al llegar a su habitación con dos galletas de contrabando.

-Ojalá.. ajalá y tú lo hubieras visto, mami... -Durante unos segundos, el silencio reinó en la habitación. La mirada de la menor se había oscurecido un tanto mientras juntaba sus manitas en su regazo, apretándolas entre ellas.

Durante toda su corta vida, Aneko Shiba, la segunda hija del matrimonio Shiba, había pasado por aquella misma situación.

Desde que tiene memoria, su madre era una mujer muy frágil de salud debido a una extraña enfermedad que los médicos aún no descubren. Su madre había pasado por distintos tratamientos, cada uno más largo y desesperado que el anterior. Pero nada, aún no sabían qué era lo que tenía aquella mujer de no más de 30 años.

Para ella, era tan normal tener que ver a su madre despierta y con signos de mejorar, para luego verla volver a recaer y vivir por lo que esta estaba pasando ahora.

𝗔𝗻𝗲𝗸𝗼 | 𝘛𝘙 𝘹 𝘖𝘤 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora