Desesperación

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La noche fue larga, por momentos pequeñas lloviznas se hicieron presentes. Además, hizo mucho frío o eso me pareció a mi, ya que dormí en mi auto. Porque de seguro, mis casas están bien vigiladas.
Ahora mismo no tengo información, ni nadie que pueda brindarme información. Así que, hay que ingeniarse la uno mismo.
Estacioné el auto en un parking subterráneo cerca de la playa. Salí del estacionamiento con la pistola, oculta bajo la ropa a la altura de la cintura. Caminé hasta que encontré un banco libre. Proseguí a sentarme en él y esperar a mi contacto.
Muchas personas pasaban corriendo, andando en bicicleta y haciendo ejercicio, incluso jóvenes paseando a sus perros.
Mi celular vibró, al encenderlo vi el mensaje de Dost Smith:
"Desde cuándo te volviste tan solitario".
Sonreí, di media vuelta y vi como una persona encapuchada, con las manos en los bolsillos de su chaqueta, de color azul. Caminaba hacia mí lentamente, el pasó por delante de mí y se sentó en la zona sobrante del banco.

-Jeremy.
-Dost. Con ambas manos bajo la capucha de su chaqueta, dejando ver su rostro. No había cambiado nada. Seguía siendo calvo y con el tatuaje del número uno en su cuello.
-Necesito tu ayuda. Él asintió con su cabeza, alzando una de sus cejas.
-Después de que me dejaran de lado, vienen a pedir mi ayuda.
Dost es uno de los mejores hackers del mundo, trabajó muchos años para la CIA y para muchas organizaciones de ese calibre. Pero el hecho de estar involucrado con tantas empresas así, lo llevó a un grave problema.
En ese entonces la CIA y FBI, se involucraron en un caso de terrorismo y de la nada, las dos organizaciones discutieron, se separaron pero Dost no sabía eso. De hecho nadie lo sabía, pero una mañana...

(Hace doce años)

Dost se acercó a mí con dos tazas de café en sus manos. Extendió uno de sus brazos, alcanzando una taza de café. Asentí con la cabeza, mostrando agradecimiento y agarré la taza. Continúe recolectando información sobre el atentado a la estación de ómnibus. Lo único que se sabe es que escondieron una mochila en el baño de una tienda de ropa, dentro de la estación. Fue catastrófico ciento veinte personas heridas y cuarenta y cinco muertas. La otra agencia que está investigando el caso en conjunto con nosotros, llevó a analizar la bomba. Por lo tanto, Dost y yo, buscamos autos, personas y objetos. Lo que sea, para poder frenar estos ataque y que no se repita.

-¡Dost Smith! A mi oficina. Carl se presentó con cara de pocos amigos,fijando su atención en Dost. Él se incorporó. Me miró a los ojos durante unos segundos. En sus rostro palpe temor. Dost camino lentamente a la oficina del jefe, mirando el suelo. En señal de arrepentimiento.

¿Qué habrá pasado?, para que el jefe esté enfadado. Además, la cara de Dost y su forma de caminar hacían pensar que algo malo iba a pasar. Desde que lo conozco o mejor dicho desde que trabaja para nosotros, nunca se mostró así, con miedo.
Suspiré y seguí en mi ordenador con la esperanza de encontrar algo y poder resolver este caso. Logre encontrar, una cámara de seguridad de una puerta de emergencia. En donde se puede ver a dos personas salir por esa puerta, una de esas personas llevaba el rostro descubierto. Es de una chica, pero no hay ningún otro detalle relevante. Seguí buscando más pistas, pero no encontré nada más.
Me incorporé, caminé hacia la máquina de imprimir y tomé la foto del rostro de la chica.
Dost salió de la oficina del jefe. Rápidamente alcé mi cabeza y al ver su rostro, sabía que la noticia no era buena.

-Jeremy, me despidieron- lancé con fuerza la carpeta que tenía en mis manos sobre un escritorio. Comencé a caminar hacia la oficina del jefe pero Dost me sujeto del antebrazo derecho. -No lo hagas Jeremy, todo se acabo.
-¿Por qué?
-Al parecer vendí información a otras personas. Note su voz quebrándose poco a poco, deshice su agarre. Con mucha rabia, puse ambas manos en mi cuello y suspiré. Un nudo se formó en mi garganta, cuando lo vi directamente a los ojos. Él está al borde de las lágrimas. Suspire y agache mi cabeza, mientras cerré los ojos con fuerza.
-Fue mi culpa, yo te pedí que hicieras eso, déjame arreglarlo- él negó varias veces con la cabeza, camino a su escritorio y agarró con ambas manos su laptop -Por favor Dost.
-Se acabó Jeremy. Intenté protestar pero él ya se encontraba caminando hacia la salida de la oficina.

El AGENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora