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Xie Lian repasó la invitación en sus manos, deseando en lo más profundo de su corazón poder casarse de manera sencilla. Sin embargo, sabía que eso no era posible, especialmente debido a la posición de Hua Cheng.

Ambas cortes, tanto de su lado como del de Hua Cheng, aprobaron el matrimonio, lo que hizo que Xie Lian se sintiera profundamente agradecida. La aceptación fue sencilla, gracias a los logros de ambas. Hua Cheng, quien demostró una madurez notable a pesar de su juventud, y Xie Lian, por su valiente defensa de sus tierras.

Al reflexionar seriamente, Xie Lian se dio cuenta de lo extraña que se sentía al estar quieta en un solo lugar. Había permanecido en reposo durante aproximadamente tres semanas, y aunque todavía sufría algunas secuelas, al menos ahora podía caminar. Antes, no podía ni siquiera bañarse sola, ya que los mareos eran tan intensos que le provocaban náuseas, aunque nunca llegaba a vomitar.

Sin embargo, todos los días aparecía la pequeña reina para acompañarla en las comidas e incluso durante las revisiones médicas, siempre a su lado, brindándole su apoyo.

-Si quiero que salga bien en esta boda, debo de pedirle ayuda a ellas... -casi arruga la invitación-. Demonios, se me olvido avisales que me voy a casar...

》Ruoye, perdón que te moleste pero necesito que vayas a ver a Mu Qing primero. Ella se enoja si no le aviso primero a ella, por favor.

Un aire cálido llenó la habitación, y de repente apareció un hombre con facciones delicadas, casi femeninas. Su cabello, largo y blanco como la nieve, caía en cascada hasta sus hombros, y sus ojos brillaban como gemas. Vestía de blanco impoluto, irradiando una pureza casi etérea.

-Sí, señora.

-¿Ahora me vas a llamar señora?

-Se va a casar pronto. Tengo que mostrar más respeto hacia usted.

-¿Respeto, eh? -dijo, mirando por la ventana.

Afuera, vio cómo Hua Cheng regresaba de una reunión, casi esbozando una sonrisa.

-¿Está segura de casarse con ella? -preguntó Ruoye.

-Sí. Tengo curiosidad por saber qué es lo que necesita de mí. En todos los matrimonios, siempre se quiere algo. Ella debe desear algo de mí.

-¿Un heredero?

En matrimonios del mismo género, se estableció una regla que permite a uno de los cónyuges ser designado como heredero, si así lo desean. De este modo, tendrían la opción de formar una pareja con el propósito de tener descendencia.

-Sabes bien que soy infértil. Si ella desea que tenga un heredero, este matrimonio no va durar por mucho tiempo.

-¿Y si no es eso?

-Venganza.

-¿Venganza?

A lo largo de su vida, Xie Lian ha visto todo tipo de miradas. A tan corta edad, aprendió a reconocer al instante la expresión de la venganza. Ojos llenos de odio que se transforman en una sed de sangre. Incluso ella misma tuvo esa mirada en el pasado. Sin embargo, en los ojos de Hua Cheng, esa expresión está siempre presente, reflejando la experiencia y el cansancio de un veterano.

-Hablando de venganza...-

-Nunca la voy a involucrar -interrumpió Xie Lian con firmeza-. En el momento en que metes a alguien en tu venganza, no hay forma de evitar que salga lastimada. No quiero que ella esté en medio de ese caos... no quiero que nada le pase.

Ruoye observó en silencio, viendo la intensidad en los ojos de Xie Lian.

-¿La quieres proteger? -preguntó Ruoye en voz baja.

Velo de la venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora