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Capítulo XVIII: Al otro lado del universo
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El sonido del aire fresco colarse por la ventana y ondear las cortinas blancas, alerto a la adolescente en cuanto abrió los ojos y un techo del tono crema le hizo ver alrededor de la habitación y donde estaba recostada. Un cuarto sencillo con el tapiz gris con flores pequeñas en ramillete, una cómoda color guinda para guardar ropa, una cama matrimonial con sus doseles en estilo rococó y con sus cortinas en casa blanca. El edredón del colchón era un azul profundo y había un juego de dos almohadas grandes y dos pequeñas de color azul claro. Enseguida tenía una mesita de noche con una lámpara tiffany con el estilo entre azul y amarillo y en la otra mesita un florero con la flor estrella de belén.
La habitación le recordaba al cuarto de su abuelo Shermy en la ciudad de Silverton, Oregón.
El aroma a café tostado y pachuli la relajaban un poco, se removió entre la manta rosa de ositos y se acomodó en el sofá para proseguir a dormir, antes de escuchar la voz de su secuestrador.
- - Sí que te gusta dormir.
Mabel golpeo para apartar la manta y sentarse inmediatamente en el sofá. Su cansado rostro desaliñado y su cabello hecho frizz le daban indicar que había dormido por horas. Vio al hombre recargado sombre la pared con su traje arremangado de sus brazos.
- - ¿Dónde estoy? – Pregunto viendo con una mirada atemorizada y a la vez iracunda.
- - Mi casa – Sonando con orgullo. – Este es un cuarto para huéspedes, lo diseñe yo mismo para que mis camaradas no tengan que dormir en mi habitación.
- - Eso no es lo que iba preguntar exactamente, pero saber que aquí vives no me ayudara a regresar. – Viendo la manta.
- - Ah esto te refieres – Alzando su rostro y mostrando sus ojos frívolos. – Tranquila, yo no tengo intenciones como lo hicieron aquellos sujetos o el mismísimo Fata que te ataco. – Señalando con un dedo su propia cabeza. – Me di la tarea de saber de lo que me traería. Qué clase de problemas tuviste, como te encontró y cuál es su relación.
Se sobre encogió en su lugar al escuchar la mención del Fata, aunque esa información era privada le molestaba que él lo supiera. También que supiera lo de Bill y cómo fue su problema.
- - Me siento nauseosa.
- - Lo viajes en túneles de gusano son molestos, odio los vórtices porque son un remolino anormal de dimensiones. – Sonriendo. – Prefiero las sombras dimensionales, algo que Cipher odia usar.
- - No me agradan, Bill quiso hacerlo y terminamos en un lugar horrible – Dando otra mirada a su alrededor. – ¿Hay una forma de quitarlo o aliviar este malestar?
- - Si te refieres a un trato, yo no soy de quitar alivios mundanos. – Comento. – Lo mío es serio jovencita, mis tratos son acorde a la situación del momento. Más discretos y formales. Pero... podría quitarlo, aunque claro todo tiene precio.
- - Un ejemplo seria que si tú tuvieras un dolor de estómago y yo te lo aliviara, pediría a cambio a que te quite el bazo. – Mostrando sus colmillos. - Oh si te duele la vesícula y tienes piedritas, bueno te quitare ese molesto e insoportable dolor a cambio de uno de los riñones.
- - Mejor no quiero nada – Mirándolo con miedo.
- - Vamos, los humanos tienen medicinas – Invocando jeringas y pastillas. - ¿Qué te duele? ¿Cuál es tu molestia? ¿Dónde te fracturaste? Esta consulta es gratis, porque yo lo cause.
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Cayendo Dimensiones
FanficA mis doce años de edad estaba frente al portal que mi tío abuelo Stan, había restaurado con mucho esfuerzo y a base de secretos. En mis manos estaba la decisión más importante de mi vida; creer en mi tío Stan o obedecer a mi hermano, pidiendo que a...