Nota de la Autora: Aquí va arder troya, termino el receso y necesito desquitarme con algo. Disfruten de la poca felicidad. Empiezan los capítulos largos.
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Capítulo XX: Crueles Intenciones
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Las cosas eran diferentes. Pacifica llegó temprano a casa. Dipper podía oler la comida. Ella estaba de pie frente a la estufa donde normalmente él estaría, y él se encontraba en el umbral de la puerta, desde donde, en general, ella lo miraba.
- - Hola – Dijo en un saludo normal y amistoso.
- - Hola... - Dudo Dipper en continuar, en su mano jugaba un momento con sus llaves para terminar de entrar al lugar.
La cocina del apartamento siempre fue algo pequeña con un tapiz común de colores cálidos, observo muchas cosas sin guardar en la mesada de la cocina. Pacifica mezcló lo que fuera que tenía en la sartén. Dipper supuso que era una combinación de pollo, verduras salteadas y fideos de soba, la culminación de sus conocimientos culinarios que aprendió estando sola o trabajando para Linda Susan.
- - ¿Te ayudo? – Remangándose las mangas de su camisa de franela.
- - ¡Sí! ¡de acuerdo! – Buscando unos últimos ingredientes. – Puedes cortar la piña y terminar de vigilar el Wontón que este caliente y cocido.
- - Supongo – Mostrando una media sonrisa. – ¿Cocina asiática?
- - Candy me lo metió a la cabeza. – Soltando una risa nerviosa. – No ha parado de mencionarlo.
- - Culpable – Afirmo que fue el de la idea. – Ayer que Gideón y Candy estuvieron aquí bebiendo, me intereso sobre la idea de comer Wontón semi preparado del supermercado. Dicen que tienen un sabor peculiar.
- - ¿Tú fuiste el de la idea de comprarlos? – Pregunto intrigada para después ver la sonrisa traviesa del chico.
- - Sí.
- - Algo así sabia jeje. – Dando un codazo a su novio. – Bueno no está mal aprender un poco.
- - Gracias por este capricho. – Dijo con las mejillas rojas de la vergüenza. – Te lo compensare con tú platillo favorito.
- - Eso espero Dipper, eso espero.
Cocinar lo relajaba al final del día. Lo distraía de sus preocupaciones laborales y de la inminente monotonía de su vida casera que adquirió con Pacifica Noroeste. Mientras su hermana sigue perdida en un maldito portal, sin rumbo a casa, sin llegar a imaginarse que murió al paso de la velocidad del cruce o un monstruo se la comió, o el mismo Bill Cipher la tenga torturando en una maldita prisión.
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Cayendo Dimensiones
FanfictionA mis doce años de edad estaba frente al portal que mi tío abuelo Stan, había restaurado con mucho esfuerzo y a base de secretos. En mis manos estaba la decisión más importante de mi vida; creer en mi tío Stan o obedecer a mi hermano, pidiendo que a...