CAPÍTULO IX

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Cada mañana hacía lo mismo, despertaba y después de desayunar, terminaba de alistarse para salir lo más pronto posible de su casa rumbo al hospital. Al entrar en la habitación de Jungkook se sentía en paz y podía estar en calma, las últimas semanas había tenido mucho progreso con respecto a la salud de "Kook" como solía decirle.

Y también sus sentimientos por el hombre que ahora mismo lo miraba atento mientras escuchaba lo que la enfermera le leía. Habían pasado casi 30 semanas desde que Jungkook despertó, ahora balbuceaba algunas palabras, tenía movimiento en las manos y pies, la rehabilitación había hecho maravillas, Jin se sentó junto a él y tomó el recipiente con fruta que había traído a la habitación del área general del Teniente.

Tomó una uva y se la extendió a Jungkook mientras la enfermera continuaba leyendo las páginas de Juan Salvador Gaviota, de Richard Bach, Jeon tomó la uva y empezó a masticarla suave y lentamente. Se sentía bien su evolución y el libro que Jin le había traído le resultaba increíblemente interesante, cuando un bostezo escapó de sus labios, Tammy, su enfermera sonrió, cerró el libro y se despidió de Jin y Kook. Jin reclinó la cama y le acarició el rostro, se veía tan hermoso que no pudo contenerse y rozó sus labios despacio con los del Teniente Jeon.

Un suspiro satisfecho escapó del hombre en la camilla a la vez que extendía los labios para perseguir a los de Jin, volvió a besarle pero esta vez Jungkook profundizó un poco más el beso.

-Jin -fue la palabra que escapó de la boca de Jungkook cuando se separaron.

-Aquí estoy amor -respondió Seokjin dejando un beso en la frente de Kook. Acomodó las cobijas y almohadas de Jungkook y volvió a leerle hasta que su teniente se quedó profundamente dormido.

Mientras Jungkook dormía, empezó a organizar las cosas de Kook, salió a firmar su traslado y su alta. Se dirigió a recurso humanos para entregar su plan de atención domiciliaria para el teniente Jeon Jungkook, la casa de Jin había sido adaptada para todas la necesidades de Jungkook, mientras tuviese que usar la silla de ruedas eléctrica.

Se dirigió a la habitación de Jeon con ropa de cambio, sorprendiéndose de encontrarle despierto.

-Pensé que aún dormías cariño, mira lo que he traído -le dijo mientras alzaba las bolsas de Nike. Sacó la ropa deportiva de la funda y empezó a cambiarlo despacio, mientras hablaba del hermoso día que estaba haciendo ahí afuera. Jungkook lo escuchaba atento, su corazón latiendo rápidamente y el recuerdo de Jongguk, en su cabeza, cuando había vuelto a verle en sueños mientras este le decía que volverían a casa.

-¿Me oyes Kook? -preguntó Jin, llamando la atención del mencionado. -Dije que en casa tomarás un baño en la bañera, creo que eso te hará sentir mejor -dijo sonriendo Jin mientras le ponía las pantuflas.

-Ya estás JK, ahora vamos a casa -dijo Jin terminando de acomodarle en la silla de ruedas y dejando en Jungkook una sensación de dejavú que sabía no venía de él, sino de Jongguk.


Volvimooooooos y ahora sí no nos detenemos hasta concluirla.
Tuve un poco de problemas personales que me tuvieron sin tiempo y sin ganas de escribir, pero ya estoy mejor y con mucha inspiración.

EL HILO ROJO DEL DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora