Luch time 🍱

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El sol de la mañana se filtraba por las ventanas de la oficina, bañando todo con una cálida luz dorada. El ruido de las teclas y el murmullo de las conversaciones y el aroma del café llenaban el ambiente de la oficina, pero para Sasuke Uchiha, todo eso se desvanecía en un segundo plano mientras contemplaba la decisión que había tomado. Por primera vez desde que había empezado a trabajar con Hinata (hace ya 1 año), Sasuke decidido invitarla a almorzar, un gesto que podría parecer simple para cualquiera, pero que para él representaba un paso más allá de la relación profesional que habían mantenido hasta ahora.

No era que Sasuke se sintiera incómodo con la idea; simplemente no estaba acostumbrado a hacer ese tipo de cosas. Invitar a alguien a compartir su tiempo personal, aunque solo fuera durante un almuerzo, no era algo que él hiciera con facilidad. Sin embargo, algo en Hinata lo impulsaba a salir de su zona de confort. Tal vez era la manera en que ella siempre estaba dispuesta a ayudar, o la suavidad con la que lo trataba, a pesar de su fría fachada.

Cuando el reloj se acercó a la hora del almuerzo, Sasuke decidió que ya era tiempo. Se levantó de su escritorio y, con una calma calculada, caminó hacia donde Hinata estaba sentada, revisando unos documentos. Mientras se acercaba, notó que su corazón latía un poco más rápido de lo habitual, algo que no le gustó admitir. Pero lo ignoró, decidido a seguir adelante.

—Hyuga-san —dijo con su tono habitual, haciendo que Hinata levantara la mirada de su trabajo.

—¿Sí, Uchiha-san? —respondió ella con una suave sonrisa, dejando los papeles a un lado para prestarle toda su atención.

—Estaba pensando... —comenzó dudando un poco, y con la voz más controlada que pudo—. Si no tienes otros planes, ¿te gustaría almorzar conmigo hoy?

Hinata parpadeó sorprendida, y por un momento, Sasuke pudo ver un destello de nerviosismo en sus ojos. Pero luego, la expresión de Hinata se suavizó, aunque con un toque de arrepentimiento.

—Lo siento mucho, Uchiha-san —respondió con una pequeña inclinación de cabeza—. Ya había quedado en almorzar con unas compañeras hoy. Me habría encantado acompañarte, pero... —Su voz se desvaneció, claramente apenada por no poder aceptar la invitación.

Sasuke no mostró ninguna reacción visible, pero algo en su pecho se tensó. No estaba acostumbrado a ser rechazado, aunque en este caso sabía que no era personal. Aun así, no pudo evitar sentir una leve frustración.

—Entiendo, no hay problema —respondió, manteniendo su habitual tono neutral—. Tal vez en otra ocasión — viendo como Hinata asentía agradecida por su comprensión.

—Me encantaría —dijo con una sonrisa cuando se estaba alejando de su escritorio—. Podemos coordinarlo para otro día.

Sasuke asintió brevemente y, sin agregar nada más, se dio la vuelta para regresar a su escritorio. Mientras caminaba de regreso, la imagen de Hinata riendo con Ten ten e Ino cruzó por su mente, y aunque no solía darle importancia a esas cosas, se dio cuenta de que la idea de ella compartiendo ese tiempo con otras personas le producía una ligera molestia. Sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz familiar y un golpe amistoso en la espalda.

—¡Sasuke! —Naruto apareció de la nada, como solía hacer, con su energía arrolladora—. ¿Qué tal? Justo estaba a punto de salir a almorzar. ¿Te apuntas?

Sasuke, que ya había asumido que su plan inicial había fallado, consideró su respuesta por un momento. Naruto era el tipo de persona que, aunque a veces podía ser exasperante, siempre lograba distraerlo de sus preocupaciones, al menos temporalmente. Y después del rechazo de Hinata, tal vez un almuerzo con Naruto no sería tan mala idea.

Mi pequeña senpaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora