Entre copas 🥂

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El día en la oficina había sido agotador, de esos que parecen extenderse indefinidamente con la tensión palpable en el aire. El equipo de desarrollo de la fin tech había pasado horas lidiando con un bug intrincado que amenazaba con retrasar el lanzamiento de una nueva funcionalidad clave. La atmósfera estaba cargada de presión, pero Hinata, con su acostumbrada calma y su sonrisa serena, logró guiar al equipo con la firmeza y la dulzura que la caracterizaban.

Sasuke, en su puesto, no había podido evitar observarla. Aunque su rostro era impasible como siempre, por dentro sentía una corriente de emociones confusas que solo parecían intensificarse cada vez que la veía interactuar con los demás. Hinata dirigía a su equipo con una paciencia admirable, respondiendo preguntas, ofreciendo apoyo y asegurándose de que cada miembro supiera exactamente qué hacer. Su delicada figura, sus movimientos gráciles, la forma en que su voz suave resonaba en la sala... todo en ella parecía diseñado para atraparlo, aunque él se resistiera a reconocerlo.

Finalmente, después de un esfuerzo conjunto y varias horas de arduo trabajo, el problema fue resuelto. Naruto, como siempre lleno de energía y entusiasmo, apareció en el área de desarrollo con su característica sonrisa.

—¡Hey, equipo!— exclamó, sus ojos brillando con una mezcla de orgullo y satisfacción. —¡Han hecho un trabajo increíble hoy! ¿Qué les parece si lo celebramos? Conozco un bar nuevo que quiero probar, y ya saben que las primeras rondas van por mí. ¡No acepto un no por respuesta!

Suigetsu, que ya estaba poniéndose la chaqueta, soltó una risa despreocupada y asintió con la cabeza.

—Me vendría bien un trago— comentó con su habitual tono burlón. —Hoy ha sido un día de esos. ¿Verdad, Hinata-san? Deberías venir con nosotros, es una buena forma de relajarse después de tanto estrés.

Hinata, que estaba ordenando los papeles sobre su escritorio, levantó la mirada sorprendida. Sus ojos perla se encontraron con los de Suigetsu, y luego pasaron brevemente sobre Naruto, Konan y Sasuke, quien observaba la escena desde su asiento con una mezcla de interés y algo más que no podía identificar del todo.

—Oh... yo...— titubeó un momento, llevándose una mano al pecho en un gesto reflexivo. —No sé si debería, aún tengo algunas cosas que revisar...

—Vamos, Hinata— intervino Naruto, acercándose a ella con una sonrisa amistosa. —Te vendrá bien. Todo el equipo va a ir. Además, ¡te lo mereces! Has sido genial hoy, como siempre.

—De acuerdo— dijo finalmente, asintiendo con timidez. —Supongo que un poco de descanso no me hará daño.

—¡Así se habla!— exclamó Naruto, levantando un pulgar en señal de aprobación. Luego, se volvió hacia Sasuke, que había permanecido en silencio todo este tiempo. —¿Y tú, Sasuke? No te puedes quedar atrás. Eres parte del equipo, ¿no?

Sasuke cruzó los brazos sobre su pecho y lanzó una mirada desafiante a Naruto, pero por dentro ya había decidido que iría. No podía dejar que los demás pasaran tiempo con Hinata sin él presente, especialmente no Naruto, cuya cercanía con ella siempre había despertado una chispa de celos en su interior.

—Iré— respondió con su tono característicamente indiferente, pero notando que la idea de compartir una noche con el equipo, y en particular con Hinata, no le desagradaba en absoluto.

El bar al que llegaron estaba lleno de vida. Las luces cálidas y tenues creaban un ambiente acogedor, y la música suave que sonaba de fondo hacía que todo se sintiera relajante, el contraste perfecto con el estrés del día. Encontraron una mesa lo suficientemente grande para todo el grupo, y Naruto, fiel a su palabra, se encargó de las primeras rondas.

Mi pequeña senpaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora