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Mayo, 2024 | Capítulo nueve "El día de los campeones"
Juliet:
— Vamos que ya nos esperan afuera — Elena tiraba de mí.
Era sábado y como habíamos quedado hace unos días atrás cuando la inglesa apareció por mi casa de sorpresa saldríamos a cenar hoy, todas autoinvitandose a mi apartamento para alistarnos juntas. No me disputaba la idea, eso era obvio.
Cuando llegamos a la salida las dos rubias esperaban por nosotras en el auto de la mayor de nosotras. Lena no podía ocultar su entusiasmo, era la primera vez que saldríamos todas juntas.
— Alguna quítele el celular a Julie — habló la inglesa.
— Está hablando con el novio dejala — agregó Aurora.
— Hablaba con mi hermano, pesadas — viré los ojos y bloqueé mi celular.
Claro que mentía estaba hablando con Jude quien está fuera de la ciudad ya que hoy tenía partido contra el Granada. Volvía a comenzar en la banca porque lo estaban cuidando para la final de la Champions que se jugaría en algunas semanas.
Ya en mi apartamento Elena fue la encargada de colocar el partido que iba por el minuto diez. Al menos estaba jugando Arda, me ponía contenta por los pocos minutos que tenía pues era un jugador de calidad.
— Sí alguien me hubiera dicho que Juliet miraría partidos del Real hace unos meses me hubiese reído en sus caras — volvió a hablar Isabella mientras comía de sus papás.
— El poder del amor — fue la francesa quien habló esta vez.
— No sólo los veo por Jude, también por Cama, Arda, Brahim y los demás — me crucé de brazos en el sofá.
Las tres rieron y continuamos viendo el partido hasta el final, como siempre habían ganado con goleada. Aunque estaba un poco triste pues Jude no había tenido ni un minuto.
Isabella bailaba por toda la casa al ritmo de karol g mientras elegía que ponerse, la menor del grupo cantaba mientras se maquillaba y Aurora se hacía frente al espejo que tenía en la cocina. No tenía ni la menor idea porque estaba ahí y no en el baño. Yo me encargaba de cambiar la música mientras me hacía mi maquillaje. No era muy profesional en ello pero quedaba decente.
Unas dos horas después finalmente estábamos entrando al restaurante, el mismo donde el moreno me había traído para mi cumpleaños. Se había convertido en mi favorito y la comida era deliciosa.
