15. SIDE

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hice cosas malas y no era necesario





EUGENIA NO PODÍA NEGAR QUE SE HABÍA DESPERTADO DE FORMA DISTINTA EL DÍA SIGUIENTE AL CUMPLEAÑOS DE DILLOM

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EUGENIA NO PODÍA NEGAR QUE SE HABÍA DESPERTADO DE FORMA DISTINTA EL DÍA SIGUIENTE AL CUMPLEAÑOS DE DILLOM. Había una cierta pesadez en su pecho que no la dejaba apreciar los rayos de sol que se escapaban a su cuarto por su ventana, o como los árboles parecían estar más verdes de lo normal a medida que se dirigía a su clase de fotografía en colectivo.

Le había dolido como Dillom había cancelado sus planes para festejar su cumpleaños. Sabía que la relación entre ambos no era una simple amistad, pero verlo tan firme en su decisión de salir a un boliche con sus amigos a pesar de no haber estado tan convencido al principio le había generado dudas a Eugenia acerca de lo que realmente eran.

Al bajarse del colectivo, notó cómo su celular vibraba en su bolso. El mensaje de Dillom no le generó tanta emoción como solía hacerlo, por lo que simplemente lo leyó por encima antes de seguir caminando hacia el edificio de su curso de fotografía.

¿ya estás en clase?

Pasaron varios minutos con Eugenia concentrada en las palabras de su profesor. El mensaje de Dillom permanecía en su mente, pero se obligó a sí misma a arreglar la configuración de su cámara y a tomar apuntes. Únicamente agarró su celular para poder responder el mensaje del chico en uno de los recreos, decidida a que no fuera tan cariñoso o largo como los que solían mandarle.

Sí.

Su respuesta corta levantó sospechas en el chico, en especial por lo mucho que había tardado Eugenia en responderle. No dudó en enviarle otro mensaje, siguiendo con la cadena de mensajes con los temas usuales de lo que solían hablar todos los días.

¿vieron algo copado? ¿querés que te pase a buscar?

La chica ni se molestó en leer los mensajes nuevos a pesar de la vibración en su celular. Toda su atención estaba en su clase y en llegar temprano a su turno en el bodegón. No sabía que esperaba Dillom con sus mensajes luego de la forma en la que había actuado en su cumpleaños. Un lado de la mente de Eugenia le decía que siguiera ignorando al chico, tal como él se había comportado con ella, pero otra parte de la chica le insistía en que tratara de ser lo más educada posible con Dillom por la amistad y el vínculo de ambos.

Luego de atar su delantal y agarrar su libreta, escribió con rapidez sobre el teclado de su celular antes de dejarlo en el bolsillo de su uniforme.

Exposición. Ya estoy llegando al trabajo.

Apenas terminó de atender su primera mesa del mediodía sintió cómo su celular vibraba en su bolsillo. A pesar de que sabía que necesitaba dirigirse a la cocina lo más rápido posible para poder agilizar las órdenes, su curiosidad por la respuesta de Dillom hizo que revisara su celular de forma sutil.

uy que paja, ¿a qué hora salís hoy?

El ida y vuelta de los mensajes comenzó a ser cansador para Eugenia. Era casi como Dillom no notara lo molesta que estaba y como sus mensajes se habían tornado cortantes y distantes. O si lo había notado, no comentó nada acerca de ello. Entre atender clientes y limpiar las mesas, la chica envió un último mensaje, decidida a no revisar su celular por la próxima hora.

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