1. EL MENSAJE. (RUTH)

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Para los que ya no están y nos dejaron un legado que sigue vivo en nuestros corazones.

A mi abuela "La niña Dora" y a mi abuelo Bartolomé Cabral Hedrera, gracias por cuidarnos desde dónde estéis.

Ruth Hedrera era la hija de uno de los hombres más influyentes del mundo de la hostelería, su padre era Alonso Hedrera. El señor Hedrera era un hombre viudo que pertenecía a un linaje de empresarios que se dedicaban a dirigir hoteles en los que se habían hospedado las personalidades más importantes del mundo entre ellas políticos, artistas internacionales de renombre y deportistas de élite.

Un 28 de junio, Ruth se levantó el día que iba a celebrar su graduación y recibió un extraño mensaje de texto de su padre.

-Buenos días cariño, lamento mucho no poder asistir a un evento tan importante en tu vida como el día de tu graduación. Me temo que me encuentro en medio de un viaje de negocios, no obstante eso no me impide expresar lo orgulloso que estoy de que hayas conseguido graduarte en el doble grado de turismo y Administración y dirección de empresas. Hoy te escribo para que sigas las siguientes instrucciones y formes parte de una tradición familiar, ya que tu abuelo también me envió la misma tarea en mi juventud. Las instrucciones te llegarán en breve, te quiere tu padre-.

Unos minutos después de que la chica recibiera el misterioso mensaje, recibió otro con unas instrucciones incluso más extrañas:

1. Debes empaquetar todas tus pertenencias y dejarlas junto con la llave de tu habitación en la recepción de tu colegio mayor antes de irte. Mi personal se encargará de recogerlo y todo enviarlo a nuestra dirección, así que no te preocupes.

2. Esta misma tarde, tras tu graduación te enviaré uno de mis empleados de confianza con un coche que te llevará a tu destino, comprenderás todo cuando estés allí.

Ruth estaba muy confundida, pero decidió hacer caso a su padre y tras el acto de graduación se despidió de su mejor amiga y de su novio, y se montó en el coche que había sido enviado por su padre. La heredera de los Hoteles Hedrera no dudó en preguntar al conductor del coche sobre el lugar hacia donde se dirigían, no obstante este tenía órdenes estrictas de no ofrecer ningún tipo de información. «¿Era esto una broma de su padre?, en estos momentos ella quería pensar que sería un gran gesto y que quería sorprenderla con una excursión padre-hija y que le encontraría a él al final del trayecto, lo cual no ocurrió. El tiempo pasaba y Ruth no paraba de hacerse preguntas existenciales, ¿qué tipo de tradición es esta?, ¿cómo sería su vida después de la carrera?, ¿se harían sus planes de futuro realidad?, ¿ella y su novio Héctor se casarían y trabajarían los dos en la empresa de sus padres?, ¿seguirán Aurora y ella estando tan unidas ahora que ya no van a estar juntas en clase?.»

Las horas pasaban y Ruth no conseguía ninguna pista del misterioso lugar al que su padre le estaba haciendo ir, hasta que por fin el coche paró en frente de un viejo caserío que se encontraba en un pintoresco pueblecito en la sierra. El conductor le explicó que había llegado a su destino y que la casa era propiedad de sus difuntos abuelos, acto seguido le cedió una llave que sacó de su bolsillo. El móvil de Ruth sonó y esta vez era otra vez un mensaje de su padre:

—Hola hija, si ya has recibido este mensaje es que ya has llegado al precioso pueblo dónde me crie y a la casa donde fui tan feliz. En este pueblo tu abuelo montó su primer hostal rural, el mismo lugar en el que yo empecé a trabajar en cuanto terminé mis estudios para crear la compañía hotelera Hedrera desde cero. En su día el pueblo recibía mucho turismo y fue un tremendo éxito, sin embargo, poco a poco la población del pueblo envejeció y sus hijos se fueron a buscar mejores oportunidades en la ciudad y ahora de lo que era el hostal solo queda el restaurante. El restaurante es regentado por un matrimonio que son viejos amigos míos y de tu madre, aún recuerdo cuando decidieron asociarse con nosotros y comprar el local que hoy pertenece al restaurante. Me gustaría que fueras a visitarlos en cuanto te pongas cómoda e instales, tienen cosas muy importantes que decirte, además tienen un hijo un poco mayor que tú y seguro que os hacéis grandes amigos durante tu estancia este verano.—

Ruth no podía creer que su padre le mandara a pasar todo el verano al pueblo de sus abuelos en medio de la nada. «¿Qué pretendía con esto?, ¿qué era eso tan importante que le tenían que decir los propietarios del restaurante del viejo hostal?, ¿era necesario que se hiciera amiga del chico aquel?». Todo parecía cada vez más una cámara oculta o un castigo divino. El caserío de los abuelos de Ruth era enorme, rodeado de vegetación por doquier. La muchacha abrió la puerta de la casa y se dirigió a uno de los dormitorios donde pudo guardar su equipaje y descansar.

¡SALVEMOS EL HOSTAL HEDRERA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora