4. EL RESTAURANTE EL VALLE. (RUTH)

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Al día siguiente de su llegada a aquel pueblo, Ruth se despertó, se arregló y empezó a buscar respuestas a sus preguntas una por una. Su padre le dijo que debería hablar con la gente que trabajaba en el restaurante que había al lado del hostal, así que Lo primero que hizo fue ayudarse con Google Maps para buscar el dichoso restaurante de los socios de su padre. Ruth al prepararse aquella mañana no había sido consciente de que ya no estaba en la ciudad y llevaba unas sandalias no muy cómodas para la caminata de 50 minutos que le esperaba hasta llegar al restaurante. Tras un largo trayecto por fin pudo ver el famoso "Hostal Hedrera" y  a su lado un restaurante con terraza cuyo cartel  decía "Restaurante El Valle".

Eran las 10 de la mañana y había gente desayunando en la terraza. Ruth podía notar la manera en la que la gente la miraba, al parecer los comensales ya se  habían dado cuenta de que aquella chica no era vecina del pueblo. Ruth, un poco avergonzada por la situación, se sentó en una mesa y esperó a que le atendiese alguien. A su mesa se dirigió un chico joven, alto y moreno de ojos verdes que llevaba una libreta para apuntar las comandas.

—¿Qué te pongo?, ¿no eres de por aquí, verdad?, ¿estás de paso por el pueblo? Preguntó el muchacho que la atendía.

—Buenos días, un café con leche, por favor. La verdad es que no soy de aquí, pero mi padre es Alfonso Hedrera, vivió aquí cuando era más joven con mi abuelo, Luis Hedrera que era quien regentaba el antiguo hostal. Creo que los dueños del restaurante le conocen y necesito hablar con ellos—  Respondió Ruth con intención de que le diese algún dato sobre los socios de su padre.

—Ahora mismo te traigo ese café, estás de suerte, soy Gonzalo Fuentes y mis padres son los dueños del local, Elvira y Alberto. Ahora mismo están en la cocina, pero les diré que salgan a atenderte cuando puedan.— Contestó Gonzalo con una sonrisa.

Pasaron unos minutos y esta vez quienes traían el café eran un matrimonio, los dos la saludaron con alegría diciéndole que había crecido mucho y que se parecía mucho a su madre. Elvira le explicó a Ruth que ella era íntima amiga de su madre y que su padre tenía solo 21 años cuando su abuelo inauguró aquel hostal y empezó a ayudarlo en el negocio familiar. Alberto añadió que 2 años después de la inauguración, su abuelo les vendió el local que hoy era el restaurante a él y a su mujer. Elvira le explicó a Ruth que su madre empezó a trabajar como recepcionista al poco tiempo de la apertura del hostal y que cuatro años después su padre y su madre se casaron y que la tuvieron a ella poco después de la boda. El matrimonio estaba de acuerdo en que en aquella época el hostal tuvo mucho éxito, sin embargo, unos años después el negocio empezó a caer porque la gente prefería ir a la ciudad a hacer turismo. A la bajada de los beneficios que proporcionaba el negocio familiar se unió que Don Luis Hedrera, el abuelo de Ruth, no consiguió ganar su lucha contra el cáncer y después la madre de Ruth tuvo un trágico accidente de tráfico. La mujer le contó que tras tanta tragedia, el padre de Ruth decidió cerrar el hostal y mudarse con su hija a la ciudad, donde montó un  pequeño hotel tirando de sus ahorros y se enfocó en el trabajo hasta crear la compañía hotelera Hedrera. Tras su conversación con aquel matrimonio, Ruth reflexionó sobre la historia de su familia y se dio cuenta de que en media hora hablando con Alberto y Elvira había aprendido más sobre su historia familiar que en 21 años conviviendo con su padre. Esto era de esperar, pues su padre estaba ahora en la inauguración de un nuevo hotel de lujo en Viena. Al parecer,  para el padre de Ruth era mucho mejor plan estar abriéndole las puertas de un edificio dedicado al turismo de lujo a sus amigos millonarios, que estar allí con su hija explicándole la razón por la que la estaba obligando a pasar el verano en aquel pueblo remoto.

Ruth odiaba la idea de pasar el verano en el pueblo, no conocía a nadie en aquel lugar y estaba lejos de Héctor y Aurora. El chico de los dueños del restaurante parecía ser más o menos de su edad, quizás unos años mayor, el chico era majo o al menos eso aparentaba, ya que para él había sido hasta ahora una clienta con la que tenía que ser amable. A pesar de que eran de las pocas personas jóvenes en el pueblo y el aburrimiento que iba a sentir en el pueblo, Ruth no pensaba en tener ningún tipo de vínculo de amistad con él. La heredera de los Hedrera ya tenía amigos en la ciudad y era muy difícil que una persona que parecía dedicarse en cuerpo y alma al negocio de sus padres tuviera tiempo para establecer una amistad siquiera.

Ruth estaba terminando su café cuando Elvira vino a traerle la cuenta y a despedirse diciendo:

—Hasta mañana, Ruth, te espero aquí por la mañana y no te olvides de traer unos zapatos más cómodos.

A lo que la joven Heredera contestó:

—Creo que me tomaré el café en casa, me pilla un poco lejos el restaurante, pero muchas gracias.

La mujer se sorprendió con la respuesta de la chica y preguntó:

—Nos haces falta para servir las mesas, ¿no te ha dicho nada tu padre?

Ruth se quedó perpleja al escuchar a aquella señora y dijo:

—¿Servir mesas, mañana mismo, yo ? Parece ser que mi padre me está ocultando mucha información y no entiendo tanto secretismo.

La cocinera le explicó a la futura heredera de la compañía hotelera que su padre quería que su hija prestara ayuda en lo que quedaba del hostal de su abuelo, es decir, que sirviese en las mesas del "Restaurante El Valle". El dueño del imperio Hotelero  quería que su hija aprendiese a trabajar en el negocio de la hostelería desde cero, dándole la lección de humildad que le haría falta antes de estar mano a mano con él en la dirección de todos los hoteles de la compañía.

Ruth no podía creer lo que estaba escuchando, ella jamás había intentado ni por asomo llevar una bandeja con bebidas y comida o incluso enfrentarse a estar de cara al público, a excepción de algún evento en el que fuese presentada a los contactos de su padre. Desde el momento en el que se había mudado al pueblo de su abuelo había pasado de ser Ruth Heredia, futura accionista mayoritaria de "Hoteles Hedrera" a ser la nueva camarera del restaurante de un hostal prácticamente abandonado. Ahí fue cuando la joven muchacha cayó en la cuenta de que quizás en la capital su apellido tenía cierto caché, puesto que existían varios hoteles dirigidos por su padre, pero en aquel lugar solamente eran los dueños de un hostal en ruinas.

Tan pronto como Ruth salió del local, Gonzalo convocó a sus padres para una reunión familiar en la cocina. El joven camarero comunicó a sus padres su rechazo a la idea de que una chica que nunca había servido mesas empezase a trabajar en su restaurante y menos aún si él era la persona que iba a ser la responsable de enseñarle las labores típicas de un día a día en el restaurante. Alberto le explicó a su hijo que se trataba de la hija de un viejo amigo y socio al que le estaban haciendo un favor a cambio de toda su ayuda en el pasado, ya que fueron Alfonso Hedrera y su padre Don Luis quienes habían creído en el proyecto del "Restaurante El valle"desde el primer momento.

Al llegar a casa, Ruth se dirigió directamente a su habitación y se tumbó en su cama mirando hacia el techo, agarró su teléfono móvil y entró a sus redes sociales para mirar los perfiles de sus amigos de su universidad en la ciudad. No podía parar de pensar en Héctor y Aurora, todavía no les había mandado ningún mensaje desde el día de la graduación porque había estado muy ocupada desde su llegada al pueblo, sin embargo, tampoco había recibido noticias de ellos desde que se despidió de ellos en la graduación, lo cual era extraño.

Antes de irse a dormir, la chica intentó llamar a su padre, pero como era habitual en él,  la línea parecía estar ocupada. Tras varios intentos acabó por resignarse y decidió escribirles a Aurora y a Héctor de los cuales tampoco recibió respuesta. Aquel día la heredera de la compañía hotelera Hedrera comprendió que si iba a pasar el verano en aquel pueblo por el momento, solo se tendría a sí misma.

¡SALVEMOS EL HOSTAL HEDRERA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora