Los días en Fontaine pasaban con una serenidad casi surrealista, como si la ciudad misma estuviera tomando un respiro después de la tormenta.
Para Aether, Paimon y Xerathos, la vida en la capital acuática se había transformado en una mezcla de descubrimiento, descanso y reflexión, mientras exploraban las maravillas que la ciudad tenía para ofrecer.
Cada mañana, el sol se alzaba sobre los techos de cristal de Fontaine, bañando las calles en una luz tenue que reflejaba en las aguas que corrían por los canales.
La ciudad despertaba lentamente, y con ella, sus habitantes, que ya no temían los días venideros. La paz que había llegado a la nación parecía envolver cada rincón, y Aether, Paimon, y Xerathos aprovechaban cada instante.
Uno de esos días comenzó con los tres caminando por la Plaza del Acueducto, un lugar que, a pesar de su impresionante arquitectura, exudaba una calidez que contrastaba con la imagen habitual de la grandiosa Fontaine.
Aether y Paimon habían descubierto un pequeño café que ofrecía una vista perfecta del gran acueducto, sus arcos imponentes reflejándose en las aguas debajo.
Paimon: ¡Este lugar es increíble! La comida aquí es tan deliciosa, y todo se siente tan tranquilo ahora.
Exclamó Paimon, saboreando un trozo de pastel que había pedido por tercera vez.
Aether: Sí, es un cambio agradable. Después de todo lo que ha pasado, es bueno poder relajarse un poco.
Dijo Aether, su mirada perdida en el suave flujo del agua.
Xerathos: Fontaine tiene una belleza única. No es solo la arquitectura o el paisaje... es la atmósfera, la sensación de que, al menos por ahora, todo está bien.
Paimon: ¿Por ahora?
Xerathos: no es nada, no me hagas caso.
Comentó Xerathos, con una voz calmada mientras observaba cómo la luz del sol jugaba en la superficie del agua.
Después del desayuno, decidieron explorar los barrios menos conocidos de la ciudad.
Se encontraron paseando por callejones adoquinados, donde los artistas callejeros mostraban su talento en lienzos improvisados y músicos tocaban melodías suaves que se mezclaban con el sonido del agua.
La vida en Fontaine no se limitaba solo a sus monumentos imponentes; había una vibrante cultura subterránea, una pasión que se expresaba en cada rincón.
Aether: Es fácil olvidar cuánto puede ofrecer una ciudad hasta que tomas un momento para explorarlo todo.
Xerathos: Las pequeñas cosas son las que hacen que un lugar sea especial. Y aquí, en Fontaine, esas pequeñas cosas son lo que realmente cuenta.
Paimon: ¡No solo eso! ¡Esas pequeñas cosas incluyen comida deliciosa en cada esquina! Aether, ¿podemos probar eso de allí?
Dijo Paimon, señalando un puesto de comida que vendía crepas cubiertas de frutas frescas.
Aether: en serio paimon, acabamos de comer.
Paimon: eso fue hace quince minutos, ahora ya tengo hambre.
Xerathos, riendo acarcajadas: nunca cambias paimon, en serio es increíble.
Aether: ¿que tiene de increíble? Traga como el Narval deboraestrellas.
Después de haber satisfecho el paladar de Paimon, decidieron visitar el Mercado Submarino, una maravilla de Fontaine que ofrecía productos traídos desde las profundidades del mar.
ESTÁS LEYENDO
Corazones En La Sombra De Fontaine
RandomTN alias Xerathos, es un individuo que pocos conocen pero que ha influido bastante en los acontecimientos ocurridos, es alguien que ha estado ayudando al viajero en su travesía por las diferentes naciones y alguien que desde las sombras ayudó a cada...