Capítulo 12: Sentimientos fuera de control

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Con el pasar de los días, los sentimientos de Navia y Clorinde hacia TN no hicieron más que intensificarse. Cada encuentro, cada conversación con él, parecía avivar aún más el fuego que ya ardía en sus corazones, y la presencia constante de TN no hacía más que agravar su creciente atracción.

Era una tarde tranquila en la oficina de Navia. Los documentos estaban dispersos por la mesa mientras TN, con su habitual energía, le ayudaba a revisar unos papeles importantes relacionados con la organización.

Pero, aunque intentaba concentrarse, Navia no podía evitar desviar la mirada hacia él cada pocos minutos. Había algo en la forma en que TN se movía, en la facilidad con la que su sonrisa la desarmaba, que la hacía sentirse vulnerable, pero también emocionada.

TN, notando las miradas de Navia, decidió jugar un poco con ella. Sabía que había algo más en la manera en que sus ojos lo seguían, algo que lo intrigaba y divertía al mismo tiempo. Se inclinó hacia ella, acercándose más de lo necesario mientras revisaban un documento.

TN: —con voz suave pero con una chispa juguetona— Navia, ¿podrías echarme una mano con esto? No estoy seguro si estoy leyendo esto correctamente...

Su tono despreocupado y la cercanía de su cuerpo hicieron que Navia sintiera un temblor recorrerla. Su corazón comenzó a latir con fuerza mientras intentaba mantener la compostura.

Navia: —tratando de mantener la calma— S-Sí, claro, déjame ver...

Pero TN no retrocedió; al contrario, se acercó un poco más, su aliento rozando la piel de Navia. La joven sintió que el calor subía por su cuello y se instalaba en sus mejillas, incapaz de evitar el sonrojo que teñía su rostro.

TN: —con una sonrisa apenas visible en la comisura de sus labios— Gracias, Navia. Eres de gran ayuda.

Ella apenas pudo murmurar una respuesta mientras sentía que su corazón estaba a punto de explotar. Cada palabra, cada gesto de TN parecía estar diseñado para hacerla caer más profundamente en sus sentimientos hacia él, y no sabía cuánto más podría soportarlo sin revelarle lo que realmente sentía.

Mientras tanto, con Clorinde, la situación no era menos complicada. TN disfrutaba genuinamente de pasar tiempo con ella, y su forma de coquetear había sido siempre una broma inocente, un juego entre ambos que nunca había pasado de ser algo ligero. Pero ahora, TN empezaba a notar algo diferente en las reacciones de Clorinde.

Cada vez que bromeaba con ella o le lanzaba un comentario coqueto, Clorinde reaccionaba de una manera que no había visto antes. Su mirada se volvía esquiva, sus mejillas se coloreaban levemente, y su voz, normalmente firme, a veces temblaba cuando intentaba responder.

TN: —con una sonrisa traviesa, mientras se encontraban en el campo de entrenamiento— Clorinde, debo admitir que es difícil concentrarse cuando una mujer tan hermosa como tú está cerca. ¿No crees que podrías distraer a cualquiera?

Clorinde: —intentando mantener la compostura, respondió con su habitual tono serio, pero no pudo evitar que un leve sonrojo cubriera sus mejillas— Deberías concentrarte en la misión, TN. La distracción puede ser peligrosa.

Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, Clorinde empezó a sentir que cada uno de estos encuentros era una prueba para su autocontrol. Lo que antes había sido un juego divertido, ahora se sentía como un desafío constante a sus emociones, y cada vez le resultaba más difícil resistirse.

Mientras ambos, Navia y Clorinde, luchaban con sus crecientes sentimientos, TN se volvía cada vez más consciente de su poder sobre ellas, pero también empezaba a sentir algo más profundo.

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