Capítulo 4

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-¿Se encuentra bien, señorita? -pregunté con suavidad, tratando de no asustarla más de lo que ya estaba.

Ella levantó la mirada lentamente, y cuando nuestros ojos se encontraron, sentí algo inesperado. Su mirada, que inicialmente estaba llena de miedo y vulnerabilidad, tenía una intensidad que me tomó por sorpresa. Era como si, en un solo segundo, algo dentro de mí se hubiera activado, como si un impulso eléctrico recorriera mi cuerpo y acelerara mi corazón.

Me perdí por completo en esa mirada felina que me hacía querer suspirar.

Mi respiración parecía decender a un ritmo incontrolable, todo a mi alrededor se desvaneció, ante mis ojos solo existia ella, mi corazón fascinado por aquella bella castaña.

-¿Lisa? -preguntó, su voz temblando levemente.

Me quedé en silencio, incapaz de articular una palabra. El sonido de mi nombre en sus labios resonó en mi mente como un eco, pero no pude reaccionar, me quedé congelada, pero solo por un instante. Esa voz... Era imposible, pero al mismo tiempo inconfundible.

La miré con más atención, buscando en su rostro los rasgos familiares que se habían borrado de mi mente con el paso del tiempo.

-¿Jennie? -respondí, apenas creyendo lo que decía.

Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras una sonrisa temblorosa se formaba en sus labios. No había duda alguna; era ella.

Pero el hombre del suelo, sin que me diera cuenta, se levantó de repente. Sentí una mano firme agarrar mi hombro, y antes de que pudiera reaccionar, me giró bruscamente hacia él. Todo sucedió en un instante: su puño se cerró con fuerza y, sin que pudiera preverlo, impactó contra mi mejilla con una fuerza que me dejó aturdida.

El dolor se propagó rápidamente por mi rostro, haciéndome tambalear mientras el mundo alrededor se volvía borroso por un segundo, con esfuerzo, logré mantenerme de pie, mis ojos ahora fijos en el hombre que me había atacado. La sorpresa en su rostro me dio un segundo de ventaja, y sin pensarlo dos veces, me preparé para defenderme.

Su puño trato de volver a atacarme, con agilidad lo tome atrapandolo firmemente con mi mano, deteniendo el golpe.

Con la otra mano, le di un rápido golpe en el estómago, el impacto lo hizo doblarse hacia delante, sin dudarlo levante mi rodilla impactando contra su rostro. Sentí el crujido de su nariz romperse bajo el golpe, seguido de un grito ahogado de dolor.

El impacto lo dejo desorientado, aproveché para alejarme de el.

-¡Vamos! -grité, extendiendo mi mano hacia ella, dispuesta a alejarla del lugar antes de que el hombre pudiera reaccionar.

Cuando su mano tocó la mía el tacto fue tan familiar que no tenía duda, era ella, mi Jennie, sin poder evitarlo sonreí, tomadas de la mano nos lleve lejos del hombre, corriendo como dos delincuentes después de un robo.

Mientras el viento golpeaba mi rostro tuve un deja vu, un situación muy particular que en el pasado muchas veces se repitió.

Reduje la velocidad gradualmente hasta detenernos, verifique que no nos hubiera seguido el hombre, al ver que no aparecía suspiré con alivio, mire a la castaña frente a mi, no sabía con exactitud lo que su mirada reflejaba, pero si estaba segura de una cosa: su mirada reflejaba muchas emociones a la vez.

-¿Estás bien?

No respondió al instante, pero luego de unos segundos asintió suavemente.

-¿Te duele? -preguntó, confundida ladeaba mi cabeza, ella al entender mi confusión señaló mi labio.

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