Capítulo 5

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El deseo en mi interior crecía, y sin pensarlo dos veces, tomé su cintura, atrayéndola con fuerza hacia mi cuerpo. El espacio entre nosotras desapareció por completo; ya no había barreras, solo la necesidad.

El aire en la habitación lleno de tensión nos sofocaba con una calor ardiente en llamas, sus labios tomaron posesión de los míos con una pasión que me trajo miles de recuerdos.

Nuestros cuerpos se reconocieron al primer contacto, encontrándose en una danza erotica sin final exacto, esa sensación de reconocimiento hablaba mediante nuestro contacto, el beso volviéndose más profundo, más urgente, como si ella quisiera expresar algo que no se atrevía con palabras.

Nos separamos por la falta de oxígeno, nuestras frentes unidas mientras recuperabamos el aliento, mis brazos rodearon con más fuerza su cintura acercándola mucho más a mi cuerpo. Sonreí ante el gemido que salió de su boca, lleve mis labios a su cuello, probando su sabor para recordarlo de nuevo y nunca olvidarme de él.

Un sabor exquisito, deje mi nombre marcado en su cuello antes de volver a unir nuestras narices.

Sus ojos, profundos y oscuros, reflejaban una mezcla de sentimientos que iban desde el resentimiento hasta el deseo intenso.

El deseo en mi interior crecía, como una llama que no podía ser contenida, la única barrera entre nosotras era la ropa, pero sentía que pronto dejaría ser un problema.

-En la preparatoria tenias muchas chicas tras de ti -susurró contra mis labios, recordándome con una sonrisa -. Aunque solo ella y yo fuimos capaces de dar la guerra -continuó, provocandome con su tono lleno de sensualidad -. Nunca me agrado la idea de interponerme en un matrimonio, pero...-sus labios carmesí recorrieron mi mejilla hasta llegar a mi oreja, donde tomo suavemente el lóbulo entre sus dientes, arrancandome un gemido que la hizo sonreír -, déjame ser una de tus chicas está noche, Lisa -mi nombre lo pronunció tan lentamente lleno de sensualidad que tuve que morder mis labios para contener el gemido que quería escapar de mi garganta.

-Tu siempre serás una de mis chicas favoritas -le dije, tome su labio inferior entre mis dientes tirando de el.

No di más resistencia, la tomé del cuello con brusquedad, haciendo que Jennie sonriera de forma ladeada, sus ojos se oscurecieron aún más, lujuriosos. Ya no había vuelta atrás, y tampoco tenía la intención de retroceder.

Su aliento cálido se mezclaba con el mío, en este momento no me importaba nada, nada más que ella. Mis dedos se deslizaron entrelazandose con su cabello, tirando ligeramente de él acercando su rostro más al mío.

Sonreí antes de volver a unir mis labios con los de ella, demostrándole mediante ese acto lo mucho que la había extrañado.

Sus manos ansiosas me despojaron de mi saco y corbata, mientras sus labios dejaban un camino ardiente en mi cuello, cada beso que dejaba hacia que mi respiración se acelerara, y el deseo en su mirada se volvía insoportable.

De repente, se separó de mi, pero no lo suficiente como para romper nuestro contacto, me miró con esos ojos oscuros, mientras comenzaba a desabotonar mi camisa de una manera deliberadamente torturante.

Cada segundo alargadose como una eternidad, la tela dejo de tener contacto con mi piel, el frío de la noche me envolvío, erizando mi piel al instante, Jennie lanzó la camisa lejos sin apartar su mirada de la mía, sus ojos recorrieron mi torso de una manera que me hace temblar.

Sus dedos recorrieron desde mi cuello hasta el inicio de mis pantalones con un toque suave pero firme, borrando cualquier pensamiento coherente.

Sin decir palabra, se deslizó lejos de mi cuerpo, poniéndose de pie frente a mi, mirándome con esa sensualidad que la representaba.

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