Capítulo 9

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Sentía frío a su alrededor. Podía sentir algo cálido en su mano derecha. Trató de concentrarse en esa sensación. 

Poco a poco comenzó a recuperar sus sentidos. Tenía frío, sentía su boca seca, se sentía en alerta. Sentía que algo lo perseguía, sentía mucha angustia. Se aferró a la calidez que alcanzaba su mano derecha.

Era una mano. Trató de reconocerla, se sentía familiar. Eso le recordó a Beomgyu.

Necesitaba verlo.

Yeonjun abrió los ojos abruptamente, todo lo que podía ver era una pared blanca. Se dio cuenta unos segundos después de que era un techo. Estaba recostado. No tenía idea de dónde estaba, hasta que escuchó una voz. No le importaba dónde se encontrara en el mundo, mientras pudiera seguir escuchando esa voz cerca de él.

—¿Hyung…?

Cuando Yeonjun volteó su cabeza hacia su derecha, se encontró con la persona que más necesitaba en ese momento.

—Beom…

Su cuerpo se sentía como si lo hubiera arrollado un camión. ¿Qué pasó?, ¿cómo llegó aquí? Su cabeza dolía, sus extremidades se sentían pesadas y débiles, sus músculos dolían y no tenía ni la más mínima intención de moverse más de lo necesario. 

Los tres pares de ojos alrededor de él lo miraban atentamente, expectantes. 

Beomgyu derramaba lágrimas silenciosas, sin embargo, seguía sin moverse, tomando firmemente la mano de Yeonjun. 

Taehyun procedió a preguntarle algunas cosas, Yeonjun contestaba en automático. No sabe qué tipo de instrumentos usó Taehyun en él, Yeonjun sólo se dejó checar sin moverse.

Kai comenzó a vendar las heridas y parches. 

Taehyun escribió una serie de instrucciones en una hoja para Beomgyu, quien supuso iba a cuidar de Yeonjun; asimismo, recetó algunas medicinas para su recuperación.

—Lo mejor por ahora es que descanse. Necesita dormir, comer e hidratarse.

Beomgyu asintió, guardando las hojas en su bolsillo. 

Cuando Yeonjun se sentó con ayuda de Kai, Beomgyu se acercó lentamente; acarició brevemente la mejilla de Yeonjun, se veía nervioso y lo tocaba como si estuviera hecho de un frágil cristal. 

Yeonjun agachó la cabeza y colocó su frente en el pecho de Beomgyu. El omega, con un nudo en la garganta, lo envolvió en sus brazos. Yeonjun acomodó su rostro en el cuello de Beomgyu y respiró profundamente.

—Vamos, necesitas descansar —dijo Beomgyu, su voz rota.

Una vez llegaron a la habitación de Yeonjun, Beomgyu lo ayudó a recostarse con cuidado en la cama. Yeonjun aún se sentía un poco débil, pero estaba totalmente despierto. Los recuerdos de lo que le pasó llegaron poco a poco a su mente.

Sentía mucha, mucha ansiedad.

Beomgyu le puso un vaso con agua en la mesa a lado de la cama junto con unas pastillas desinflamatorias. Se sentó en el borde de la cama junto a Yeonjun y lo miró con sus ojos rojos y cansados.

—¿Cómo te sientes ahora?

—No lo sé. Un poco raro.

Beomgyu asintió, sin hacer más preguntas.

Luego de asegurarse que Yeonjun comiera un sandwich completo y tomara suficiente agua, se recostó a su lado y volteó su propio cuerpo hacia él. 

—Duerme.

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