No tengo la menor idea de porque les gustó la mierda que escribí hace como más de un año.
Pero acá volví para entretener a tod@s ustedes.
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-Hah...hah...- Una respiración agitada escuchó cerca suyo, el no pudo discernir, en aquel momento, que venía de si mismo. El olor del bosque y su propia transpiración, además de su pierna herida, fue lo único que pudo mantenerlo en conciencia de que lo que estaba viviendo no era un sueño ni una alucinacion.
Los gritos viniendo del palacio no hicieron más que recordarle la humillación que estaba cometiendo, hacia su pueblo, hacia su reina....hacia su princesa.
El recuerdo vivido del cuerpo de la mujer convirtiendose lentamente en piedra, no hacía más que anclarse profundamente en su mente y corazón.
El caballero salto al escuchar un crujido a su lado, rápidamente se levanto, sosteniendo su espada entre temblorosas manos, apunto hacia donde venía el sonido. Mordió su labio al sentir el sórdido dolor en su pierna izquierda. Temblando entreabrio sus labios.
-¡¿Quien está ahí?!- Intento mostrarse intimidante aunque al ver unos ojos celestes en la oscuridad de entre los árboles, lo hizo estremecerse. Se dicidio a correr, aunque cojeando, sintiendo cada nervio a flor de punta.
Sintiéndose pesado arrojo su espada a la amenaza solo creando una pequeña lástimadura. Un trueno resonó por sobre ellos creando un ambiente más sombrío.
El caballero gimió al sentir su pierna golpeando una roca de gran tamaño, algunas lágrimas salieron de sus ojos al caer al piso. Gateo adentrándose a una cueva.
-Puedes esconderte, pero no correr por mucho tiempo...- La voz del rubio sonó tenebrosa en las paredes de la cueva. El caballero tembló tapando su boca con una mano.- No quiero ser el villano en esta historia, pero estoy más cerca de cortarte las extremidades...-
Evan sonrió prendiendo una pequeña luz en la punta de la vara en su mano. Sintió la excitación recorriendo su cuerpo al acercarse más y más a lo que es debidamente suyo.
Sus mejillas brillaban rojas al ver a su caballero temblando en una esquina.
-Por fin, podremos estar juntos por siempre ¿Por qué no estás feliz?- Hizo una pequeña mueca triste antes de detenerse frente a el.
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Evan se sentó en el trono descansando su cabeza sobre sus nudillos, sus ojos fríos recorriendo la gente debajo de el. La familiaridad en sus rostros no hizo más que recordarle el infierno que tuvo que vivir tras la muerte de su madre.
-Ejecutenlos.- Dijo tras unos segundos, no prestando atención a las súplicas de su anterior familia. Se levantó del trono ignorando a todos y camino por los extensos pasillos hasta llegar a su habitación, suspiro al entrar viendo a su (ahora) esposo descansar sobre las sábanas de seda. Camino hasta sentarse sobre la cama, acariciando algunos cabellos fuera del rostro de su compañero.
El ex caballero se removió en su sueño hasta abrir sus ojos. -Mnm...-
El rubio se sonrojo suavemente retrocediendo un poco. -Lo siento ¿Te desperté?-
-No...ya estaba despierto desde antes...-Murmuro el más grande sosteniendo la mano del ojiceleste y besándola suavemente.
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