Equipo 7

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(Y/N) POV

Después de graduarnos de la Academia y recibir nuestras bandanas de Konoha, el siguiente paso fue ser asignados a un equipo. Sabía que este era un momento crucial para Naruto. Había soñado con convertirse en un ninja reconocido y formar parte de un equipo significaba un avance en ese camino. Cuando Iruka-sensei anunció que tanto Naruto como yo estaríamos en el mismo equipo, junto con Sasuke Uchiha y Sakura Haruno, no pude evitar sentir una mezcla de alivio y preocupación.

Sasuke, con su actitud fría y distante, era un ninja excepcional, mientras que Sakura... bueno, ella parecía estar más interesada en Sasuke que en ser una kunoichi. Y Naruto, siempre impredecible, traía su energía incontrolable a la ecuación. Yo tenía que mantener la calma y asegurarme de que no nos desbordáramos.

Nuestro sensei, Kakashi Hatake, llegó tarde al primer día de entrenamiento. Naruto estaba irritado y yo un poco ansioso. Cuando finalmente apareció, lo primero que noté fue su aire despreocupado y su máscara que cubría la mitad de su rostro. No dijo mucho, pero su presencia era innegable. Después de una breve introducción, nos llevó al campo de entrenamiento, donde explicó nuestra primera prueba: el famoso examen de los cascabeles.

Kakashi nos mostró dos cascabeles, informándonos que el que no lograra obtener uno de ellos sería enviado de regreso a la Academia. Naruto, como siempre, se lanzó a la tarea sin pensar, y Sasuke mantuvo su habitual distancia calculadora. Por mi parte, sabía que enfrentar a Kakashi no sería fácil. Su reputación como ninja élite era bien conocida, así que tenía que abordar esto con la estrategia adecuada.

Mientras Naruto y Sasuke atacaban sin mucho éxito, me concentré en observar a Kakashi. Cada movimiento que hacía era calculado, como si pudiera prever nuestras acciones antes de que ocurrieran. Intenté usar mi habilidad para analizar la situación y encontrar un punto débil en su defensa, pero Kakashi parecía no tener ninguno. Lo único que quedaba claro era que la fuerza bruta o los ataques impulsivos no funcionarían.

En medio del caos, decidí que la única forma de tener una oportunidad era trabajar en equipo, algo que hasta ahora no habíamos logrado. Intenté hablar con Naruto y Sasuke, pero Naruto estaba demasiado absorto en su intento de vencer a Kakashi solo, y Sasuke seguía convencido de que podía hacerlo por su cuenta.

Finalmente, cuando Kakashi los derrotó a ambos con facilidad, entendí que nuestra única oportunidad era unir fuerzas. Me acerqué a ellos, proponiendo que atacáramos juntos. A regañadientes, Sasuke aceptó, y Naruto, aunque reticente, estuvo de acuerdo.

Nuestro ataque coordinado fue mejor, pero aún no suficiente. Kakashi seguía siendo un oponente formidable. Aun así, en esos momentos, me di cuenta de algo importante: este examen no era solo una prueba de habilidad, sino una lección sobre la importancia del trabajo en equipo. Kakashi quería ver si podíamos dejar de lado nuestras diferencias y egos para trabajar juntos, y aunque no lo habíamos logrado por completo, habíamos dado un paso en la dirección correcta.

Cuando finalmente terminó la prueba y Kakashi explicó la verdadera lección detrás del examen de los cascabeles, sentí que había aprendido algo valioso. Naruto, Sasuke y yo teníamos nuestras propias metas y formas de ver el mundo, pero si queríamos avanzar como ninjas, necesitábamos aprender a confiar y apoyarnos unos a otros. Esa sería nuestra mayor fortaleza.

Poco después, nos asignaron nuestra primera misión fuera de la aldea, una tarea que nos llevaría a enfrentar a Zabuza Momochi, el Demonio de la Niebla Oculta. La misión comenzó como algo simple: escoltar a un constructor de puentes llamado Tazuna hasta el País de las Olas. Pero pronto nos dimos cuenta de que las cosas eran más complicadas de lo que parecían.

Zabuza, un ex-ninja de la aldea oculta en la Niebla, nos emboscó en medio de un puente en construcción. Su presencia era imponente, y su habilidad con la espada, aterradora. Sabía que no podíamos enfrentar a un enemigo así sin una estrategia clara. Kakashi tomó la delantera, pero incluso él se encontró en una situación difícil cuando Zabuza utilizó su habilidad para ocultarse en la niebla y atacar desde las sombras.

Mientras Kakashi luchaba, nosotros nos quedamos atrás, observando con una mezcla de temor y admiración. Sin embargo, cuando Kakashi fue atrapado en una prisión de agua, supimos que era nuestro turno de actuar. La idea de enfrentar a Zabuza sin Kakashi era aterradora, pero no teníamos otra opción.

Naruto y yo intercambiamos una mirada, y supe que ambos estábamos pensando lo mismo. Esta era nuestra oportunidad para demostrar que podíamos manejar una situación de vida o muerte. Sasuke también lo entendió, y por primera vez, los tres trabajamos juntos sin dudar.

Naruto, con su energía inagotable, y yo, con una estrategia más calculada, logramos liberar a Kakashi. Fue un esfuerzo conjunto que, aunque imperfecto, funcionó. Kakashi retomó el control de la batalla, y finalmente, Zabuza fue derrotado, al menos temporalmente. Pero la misión estaba lejos de terminar.

La aparición de Haku, el compañero de Zabuza, complicó aún más las cosas. Haku era diferente, con una apariencia suave y una habilidad letal con sus técnicas de hielo. Cuando nos enfrentamos a él, sentí por primera vez el peso de lo que significaba ser un ninja. No se trataba solo de habilidades y misiones, sino de enfrentarse a decisiones morales difíciles y a enemigos que también tenían sus propias razones para luchar.

La batalla contra Haku fue intensa, y aunque luchamos con todas nuestras fuerzas, fue Naruto quien finalmente marcó la diferencia. En un momento de desesperación, cuando todo parecía perdido, despertó un poder dentro de él que nunca antes había visto: el chakra del Nueve Colas. La transformación fue aterradora, pero también nos salvó. Con ese poder, Naruto rompió las barreras de hielo de Haku y logró cambiar el curso de la batalla.

Al final, la misión en el País de las Olas no solo fue una prueba de nuestras habilidades, sino también de nuestro espíritu como ninjas. Aprendí que ser un shinobi no era solo luchar y ganar, sino también entender las historias detrás de nuestros enemigos y las razones que los llevaban a actuar. Haku y Zabuza no eran simplemente villanos, sino personas atrapadas en un mundo cruel.

Cuando regresamos a Konoha, todos éramos diferentes de cuando habíamos salido. Naruto había demostrado que su fuerza no era solo física, sino también emocional. Sasuke, aunque seguía distante, comenzó a ver el valor en trabajar con nosotros. Y yo, entendí que el camino del ninja es más complicado de lo que había imaginado, lleno de desafíos que no siempre se resuelven con una estrategia clara.

Pero lo más importante, habíamos comenzado a convertirnos en un equipo, un verdadero equipo. Sabía que no sería fácil, pero también sabía que mientras estuviéramos juntos, podríamos enfrentar cualquier cosa.

Los Hermanos UzumakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora