Tensión

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La luz del sol filtraba tímidamente por las ventanas del hospital de Konoha, iluminando la habitación donde Sasuke yacía inmóvil en una cama. Su cuerpo, cubierto de vendajes, era un testimonio de la brutalidad de la batalla reciente. La furia y frustración en sus ojos, sin embargo, no tenían nada que ver con las heridas físicas. Eran las cicatrices emocionales las que ardían con más intensidad.

Naruto y yo habíamos venido a verlo, preocupados por su estado, pero al entrar, la atmósfera se tornó densa, cargada de tensión. Sasuke apenas nos dirigió la mirada. Sabía que algo oscuro crecía dentro de él, y aunque intenté ignorarlo, no podía dejar de sentir que su odio hacia sí mismo y hacia los demás estaba empezando a consumirlo.

"¿Cómo te sientes?" pregunté, tratando de romper el incómodo silencio.

Sasuke giró la cabeza lentamente hacia mí, sus ojos oscuros reflejando una mezcla de emociones que no pude descifrar. "Estoy bien," respondió con voz áspera, pero su tono estaba lejos de ser convincente.

Naruto, quien siempre había sido impulsivo, no pudo contenerse. "¡Sasuke, deberías estar más agradecido! Todos nos preocupamos por ti, y aquí estás, actuando como si nada importara."

La mirada de Sasuke se endureció, y por un instante, pensé que se lanzaría contra Naruto, pero en lugar de eso, simplemente volvió a mirar al techo. "No necesito tu preocupación," murmuró. "Lo único que me importa es hacerme más fuerte... y vengarme."

Esa última palabra colgó en el aire, pesada y definitiva. Naruto y yo intercambiamos una mirada preocupada. Sabíamos que Sasuke estaba obsesionado con su objetivo, pero nunca lo había expresado de manera tan cruda.

Decidimos no presionar más. Después de unos minutos incómodos, nos levantamos para irnos, dejando a Sasuke solo con sus pensamientos. Mientras caminábamos por los pasillos del hospital, no pude evitar notar que Naruto estaba inusualmente callado.

"¿Naruto, estás bien?" pregunté, deteniéndome para mirarlo.

Naruto asintió, pero su expresión era sombría. "Sí, es solo que... siento que Sasuke está alejándose cada vez más. Quiero ayudarlo, pero no sé cómo."

No supe qué decirle. Compartía su preocupación, pero también comprendía que había límites en lo que podíamos hacer. Sasuke tenía que enfrentar sus demonios internos por sí mismo.

Pocos días después, nos asignaron una misión que nos llevaría a una pequeña isla cercana a Konoha. Nuestro objetivo era escoltar a un joven llamado Idate Morino a través de una peligrosa carrera ninja, en la cual el honor de la aldea estaba en juego.

El ambiente durante la misión fue tenso desde el principio. Sasuke, aunque recuperado, seguía distante y frío. Naruto intentaba mantener el ánimo, pero era evidente que la relación entre ellos estaba al borde del colapso.

La carrera comenzó, y pronto nos dimos cuenta de que no sería tan sencilla como esperábamos. El equipo rival jugaba sucio, utilizando trampas y técnicas para intentar derrotarnos. A pesar de eso, con mucho esfuerzo y trabajo en equipo, logramos avanzar.

Sin embargo, a medida que nos acercábamos a la meta, la situación empeoró. Nos emboscaron, y en medio del caos, Sasuke y Naruto comenzaron a discutir violentamente.

"¡Siempre estás intentando demostrar que eres mejor que yo, Sasuke!" gritó Naruto, su voz llena de frustración.

"Y tú siempre estás tratando de alcanzarme, pero nunca lo lograrás," respondió Sasuke con frialdad.

Antes de que pudiera intervenir, el enemigo aprovechó la situación y atacó. Luchamos con todas nuestras fuerzas, pero al final, lograron herirnos gravemente. Logré proteger a Naruto y a Idate con mi técnica de invocación defensiva, pero no sin recibir varios golpes en el proceso.

Con nuestras últimas fuerzas, logramos completar la misión, pero no sin consecuencias. La tensión entre Naruto y Sasuke estaba más fuerte que nunca, y yo mismo estaba al borde del agotamiento.

De vuelta en Konoha, mientras nos recuperábamos, la tensión llegó a un punto crítico. Naruto y Sasuke se encontraron en la azotea del hospital, donde sus emociones reprimidas finalmente estallaron.

"No puedo entender por qué siempre te esfuerzas tanto, Naruto," dijo Sasuke, su tono cargado de desprecio. "Nunca serás capaz de alcanzarme. Eres débil, y siempre lo serás."

Naruto, herido por sus palabras, no pudo contener su ira. "¡¿Débil?! ¡Voy a demostrarte que no soy débil, Sasuke! ¡Pelea conmigo ahora mismo!"

Intenté detenerlos, sabiendo que ambos estaban al límite de sus emociones, pero antes de que pudiera intervenir, Sasuke formó el sello del tigre, concentrando su chakra.

"Chidori," murmuró, su mano estallando en un rayo de energía eléctrica.

Naruto, en un acto reflejo, comenzó a concentrar chakra en su mano, formando la esfera azulada del Rasengan. "¡No retrocederé, Sasuke!"

Sabía que si esos dos ataques chocaban, el resultado sería desastroso. Con el poco chakra que me quedaba, me interpuse entre ellos, extendiendo ambos brazos para intentar detenerlos.

"¡Deténganse, los dos!" grité, pero era inútil.

El Rasengan y el Chidori se acercaron, sus energías colisionando en el aire. El impacto fue tan poderoso que me arrojó hacia atrás, sintiendo cómo el dolor recorría todo mi cuerpo.

Caí al suelo, jadeando por el esfuerzo. Sasuke y Naruto estaban a punto de chocar, sus técnicas cargadas de intención asesina. No podía permitir que se lastimaran mutuamente, pero mis fuerzas me traicionaban, y todo comenzó a desvanecerse.

"Por favor... basta," murmuré antes de perder el conocimiento.

Cuando desperté, estaba nuevamente en una cama del hospital, rodeado por el olor a antiséptico y el sonido suave de los monitores médicos. Mis recuerdos volvieron lentamente, y el dolor en mi cuerpo me recordó la gravedad de la situación.

Naruto estaba sentado a mi lado, con la cabeza gacha. Al verme despertar, levantó la mirada y sonrió débilmente. "(T/N), lo siento... no debí dejar que las cosas llegaran tan lejos."

"¿Qué pasó?" pregunté con dificultad.

"Nuestros ataques casi chocaron, pero Kakashi-sensei intervino en el último segundo. Nos salvó a ambos, pero... Sasuke se ha vuelto más distante desde entonces."

Asentí, entendiendo la gravedad de la situación. Sabía que las cosas entre Naruto y Sasuke no podían seguir así, pero no tenía la respuesta para solucionarlo.

"¿Y tú? ¿Cómo estás?" pregunté, preocupado por su estado emocional.

Naruto forzó una sonrisa. "Estoy bien... supongo. Solo quiero que las cosas vuelvan a ser como antes, cuando éramos un equipo."

"Yo también," admití, aunque en el fondo sabía que las cosas no serían tan simples.

Antes de que pudiéramos seguir hablando, la puerta se abrió y entró Sakura, con una expresión preocupada en su rostro. "(T/N), ¿cómo te sientes?"

"Podría estar peor," bromeé, tratando de aliviar la tensión.

Sakura suspiró, pero no pudo evitar sonreír un poco. "Nos diste un buen susto. No deberías ponerte en medio de esas cosas."

"Alguien tenía que hacerlo," respondí, intentando sentarme, pero el dolor en mi cuerpo me detuvo.

"Descansa," dijo Sakura suavemente, empujándome de vuelta a la cama. "Naruto y yo nos encargaremos de todo mientras te recuperas."

Miré a Naruto, quien asintió con determinación. Sabía que, a pesar de todo, seguíamos siendo un equipo, y eso me daba la esperanza de que, de alguna manera, podríamos superar esta crisis.

Pero en el fondo, también sabía que el camino por delante sería difícil, y que Sasuke tenía que tomar una decisión que definiría no solo su futuro, sino el de todos nosotros.

Los Hermanos UzumakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora