La vida de Checo junto a su hijo Yuki era lo mejor que le había pasado en la vida, durante las diferentes etapas que iban pasando normalmente siempre eran solamente ellos, Kamui, el otro padre de Yuki jamás se presentaba pero Sergio hacía hasta lo imposible para que su hijo no notara esa ausencia.
A pesar de que la separación de estos dos fue porque Kamui lo engañó cuando el estaba en la espera de Yuki, sabía que jamás dejaría de ser su padre por lo cual no quería que Yuki creciera con algún odio y resentimiento hacia el.
Cuando el pequeño tenía 10 años, su papá le presentó al que ahora era su novio, Max.
Pero Yuki se negó a conocerlo, en su mente, Max quería ocupar el puesto de su padre Kamui, además de pensar que si su papá estaba con el, ahora le quitaría su atención y ya no pasaría tiempo con el.
Pasaron 2 años, Sergio y Max decidieron mudarse juntos, Yuki aún estaba enojado con la idea, por lo cual decidió llamar a su otro padre, pero este jamás contestó.
El día de la mudanza, eran sentimientos mezclados en el aire, había nervios, alegría, enojo y demás.
—Yuki, ¿Podrías ayudarme con esta caja?.—Le decía Max mientras cargaba cajas en sus manos.
—No, que vivas ahora con mi padre no quiere decir que tenga que hablarte.—Dijo en tono de molestia hacia el rubio.
—Basta Yuki, discúlpate ahora.—Reprendió Sergio.
—No, está bien.—Soltaba Max, caminando hacia Yuki.—Lo siento Yuki, no quería molestarte.
El pequeño sin decir alguna palabra solo regreso a su habitación, donde se encerró toda la tarde, odiaba la idea de Max queriendo ocupar el puesto de su padre, no lo era y jamás lo sería, ni siquiera tenía ganas de conocerlo.
Max hacía todo lo posible por tratar de agradarle a Yuki, hacia sus comidas favoritas, trataba de descubrir cuáles eran sus pasiones, pero sus intentos a veces parecían inútiles.
Las vacaciones estaban acabándose y Kamui había prometido llevarlo de vacaciones, pero rompiendo una vez más la promesa, jamás apareció, Sergio estaba impaciente por no saber que pasaba, hasta que recibió la llamada.
—Kamui, al fin contestas.—Decía con enojo.—Yuki está listo y esperándote desde hace horas.
—No podré ir, te llamo para que le informes que han surgido nuevos asuntos con mi pareja, y saldré con ellos a un campamento.
—Eres un maldito cobarde, no sirves ni siquiera para dar la cara, te odio.—Dijo Sergio para finalmente colgar la llamada y pensar en que le diría a su pequeño hijo.
—Amor, ¿Está bien?.—Le cuestiono Max después de ver cómo este aventó el teléfono.
—No, el estúpido de Kamui dejó plantando a Yuki, se suponía que estos últimos días los pasarían de vacaciones, pero lo ha dejado plantando, una vez más.
—Todo estará bien, lo veras.—Le decía mientras trataba de reconfortarlo.
Sergio se dirigió hasta la habitación de un sonriente Yuki que esperaba con sus maletas para poder ir de viaje con su padre.
—Papi, estoy listo, ¿Ya viene hacia acá mi papá? Porque no llego, ¿Le habrá pasado algo?
—Bebe, ven aquí.—Checo lo acerco a él mientras acariciaba su cabellera.—Papá no podrá venir, ha tenido que viajar por su trabajo.
—¿Mi papá no me quiere, cierto?.—Decía mientras comenzaba a soltar lágrimas.
—No hijo no digas eso, tú papá te ama, es solo que a veces está muy ocupado, pero el te ama, así como yo te amo a ti.