Prólogo

308 18 0
                                    

Había pasado poco tiempo desde que dejé Beacon Hills, y en lugar de encontrar la paz que tanto anhelaba, me encontré perdido. Canadá me ofreció algo de soledad, pero no las respuestas que buscaba. Estaba en busca de una nueva vida, pero la vieja seguía persiguiéndome como una sombra alargada que nunca desaparecía del todo. Derek me encontró en ese estado. Él y su novia, Ellie Jones, habían estado buscándome, aunque nunca supe exactamente por qué. Su llegada fue un recordatorio de que el pasado nunca queda realmente atrás.

Después de un tiempo, me convencieron de mudarme a Nueva York. Pensé que un cambio de escenario podría ayudarme, que tal vez en esa ciudad caótica, podría perderme entre las multitudes y reconstruir algo de lo que había sido destrozado. Apenas habíamos llegado y ya sentía el peso de todo lo que había dejado atrás. Era difícil dejar de ser un hombre lobo incluso cuando lo único que quería era sentirme humano otra vez.

Un día, mientras Derek y Ellie estaban fuera, instalándose en un nuevo lugar, recibí una nota en la puerta del pequeño apartamento que habíamos alquilado. La encontré cuando regresé de una caminata por la ciudad, intentando perderme en el ruido y las luces brillantes.

La nota no tenía remitente. Solo unas pocas palabras escritas en una caligrafía pulcra y familiar:

"Isaac Lahey, hay algo que te interesa.
Ven a Willow Street."

Fruncí el ceño mientras leía las palabras una y otra vez. Willow Street... El nombre no significaba nada para mí, al menos no de inmediato. Dejé la nota en la mesa, pero no pude apartarla de mi mente. Durante días, esa simple frase resonaba como un eco en mi cabeza, y algo en mí sabía que no podía ignorarlo.

Finalmente, después de varias noches de insomnio, le mostré la nota a Derek. Estaba sentado en el sofá, leyendo tranquilamente cuando se la pasé. Él levantó la vista hacia mí con una expresión seria después de leerla.

- No es la primera vez que escucho sobre ese lugar -dijo, y luego frunció el ceño-. Willow Street... No es solo un nombre cualquiera. Es un pueblo con su propio conjunto de secretos.

- ¿Qué sabes de él? -pregunté, mi curiosidad encendida.

- No lo suficiente -respondió-. Pero parece que alguien quiere que vayas. ¿Estás dispuesto a averiguar por qué?

Sabía que Derek tenía razón. Había algo más detrás de esa nota. Algo que no podía ignorar.

Días después, me encontraba de camino a Willow Street. No sabía qué esperar, pero algo en mi interior me decía que tenía que ir. El pueblo resultó ser más pequeño de lo que imaginaba, como un rincón escondido del mundo donde los secretos podían permanecer enterrados durante mucho tiempo. Y en el aire, flotaba una sensación de tensión que me resultaba familiar, aunque no podía identificarla del todo.

Fue allí, en ese pequeño y aparentemente olvidado pueblo, donde lo encontré: Erik Lahey. Al principio, no supe qué pensar. Él era joven, demasiado joven para cargar con tanto, pero sus ojos tenían una dureza que no debería estar ahí. No tardé mucho en descubrir la verdad, en escuchar su historia, y entender que nuestras vidas estaban entrelazadas de maneras que no había imaginado.

Erik... mi hermano. Medio hermano, pero eso ya no importaba. Lo que realmente importaba era lo que había descubierto sobre nuestra madre, Rose. La mujer que me abandonó, que me dejó a merced de mi padre... se había llevado a Erik y había comenzado una nueva vida en este rincón remoto. Se había casado, había tenido otra hija, Sarah, y parecía haber dejado todo el resto de su pasado enterrado aquí.

El dolor y la confusión se mezclaron dentro de mí cuando me di cuenta de lo que esto significaba. Toda mi vida había pensado que mi madre estaba muerta. Así me lo había dicho mi padre. Pero resultó que no solo estaba viva, sino que también había construido una nueva familia, lejos de mí.

Willow Street guardaba muchos secretos, pero ninguno era tan profundo como el que Rose había guardado todos estos años. Y Erik... Erik era la clave para desentrañar no solo los misterios de nuestra madre, sino también los de su propia transformación.

- ¿Qué te pasó? -le pregunté una tarde, mientras estábamos sentados en el porche de su casa, observando el crepúsculo caer sobre Willow Street.

Erik se quedó en silencio por un momento, su mirada fija en el horizonte, como si buscara las palabras adecuadas para contar su historia. Finalmente, habló.

- Fui mordido -dijo en voz baja-. Y no sé qué hacer con ello.

Asentí, entendiendo su miedo. Lo había vivido yo mismo, había sentido el cambio, la lucha interna entre la bestia y el hombre. Pero Erik... Erik lo estaba experimentando solo. Y aunque yo había llegado tarde a su vida, sabía que no podía dejarlo enfrentarlo solo.

Este era solo el comienzo. Erik y yo teníamos más en común de lo que cualquiera de nosotros habría imaginado, y nuestra conexión con Willow Street, con Rose, y con el lobo que llevaba dentro, iba a desenterrar secretos que ninguno de nosotros estaba preparado para enfrentar.

Mi historia comenzó en Beacon Hills, pero ahora continuaba en Willow Street. Y lo que iba a descubrir aquí cambiaría mi vida para siempre.

Wolfbound Donde viven las historias. Descúbrelo ahora