6. Innovación

139 18 0
                                    

El amanecer se filtraba a través de las cortinas, iluminando suavemente la habitación donde Isaac dormía. Aún somnoliento, se estiró antes de notar que el lado de Erik ya estaba vacío. Se incorporó lentamente y escuchó ruidos suaves provenientes de la cocina. Sabía que Rose ya estaría en marcha, preparando el desayuno para todos.

Isaac bajó las escaleras en silencio y, como esperaba, encontró a su madre ocupada en la cocina. El aroma de huevos revueltos y tostadas impregnaba el aire, y el sonido de una sartén chisporroteando rompía la tranquila mañana.

— Buenos días, mamá. — Dijo Isaac, tomando asiento en la mesa.

— ¡Buenos días! — Respondió Rose con una sonrisa cálida, mientras removía los huevos en la sartén. — Erik salió temprano para ir al instituto. Hoy tiene una clase importante, me dijo. ¿Dormiste bien?

Isaac asintió, aunque su mente estaba en otro lugar, aún intentando acostumbrarse a la rutina de una vida más normal, algo que no había tenido en mucho tiempo.

— Sí, aunque sigue siendo extraño. — Confesó, observando cómo Rose servía el desayuno. — Es como si todo esto fuera un sueño.

Rose lo miró, entendiendo la complejidad de sus sentimientos.

— No tienes que acostumbrarte de inmediato. — Dijo mientras colocaba el plato frente a él. — Todos estamos aquí para ti, Isaac. Solo toma tu tiempo.

Isaac sonrió con gratitud. Cora entró en la cocina en ese momento, vestida con ropa cómoda.

— ¿Ya es hora de desayunar? — Preguntó mientras tomaba asiento junto a Isaac. — Hoy tengo un presentimiento... No sé si sea bueno o malo.

Rose rió suavemente.

— Solo relájate, Cora. A veces, lo inesperado puede traer cosas buenas. — Decia Rose con una sonrisa.

Isaac y Cora decidieron dar un paseo por el pueblo después del desayuno. El día era claro y agradable, con una brisa fresca que aliviaba el calor de la mañana. El pueblo era tranquilo, con pequeños comercios abriendo sus puertas y algunos vecinos paseando por las calles. Ambos caminaban en silencio por momentos, disfrutando de la calma.

— Este lugar es bastante diferente a Beacon Hills — comentó Cora, rompiendo el silencio. — Es más… Pacífico.

Isaac asintió mientras observaba las tiendas y las casas. Le costaba acostumbrarse a la idea de tener una vida tranquila después de todo lo que había pasado. Pero algo en la calma del pueblo le ofrecía una sensación de alivio que no había sentido en mucho tiempo.

— Creo que eso es lo que me gusta. — Dijo Isaac. — Aquí, las cosas parecen más simples. Sin caos ni peligro constante.

Cora lo miró, asintiendo ligeramente.

— Es bueno tener algo así de vez en cuando. Todos necesitamos un respiro.

Mientras tanto, en casa, Rose se encontraba sola en la sala de estar. George ya se había ido al trabajo temprano, como siempre, dejando la casa tranquila. Rose se acercó a una mesa donde había algunas fotos antiguas de la familia. Una en particular llamó su atención: una foto de Camdem cuando era pequeño, sosteniendo a un recién nacido Isaac con una expresión de pura emoción.

Rose no pudo evitar sonreír al recordar esa noche. El nacimiento de Isaac había sido un momento especial, no solo para ella, sino también para Camdem. Él había estado tan emocionado de tener un hermanito que no podía dejar de sonreír. A pesar de su corta edad, Camdem parecía entender la importancia de su rol como hermano mayor. Esa noche, mientras sostenía a Isaac por primera vez, había prometido cuidarlo siempre, sin saber cuán difícil sería cumplir esa promesa en los años por venir.

Wolfbound Donde viven las historias. Descúbrelo ahora