4. Fragmento del pasado

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1996

Era una tarde gris en el invierno de 1996 cuando Isaac Lahey, apenas con cuatro años, se sentó en la pequeña sala de estar de su hogar en Beacon Hills. El sol se ocultaba lentamente detrás de nubes densas, proyectando sombras en las paredes que parecían abrazar la tristeza que se cernía sobre la familia Lahey. Camdem, con sus catorce años y una madurez prematura, se mantenía en silencio, intentando consolar a su hermano menor mientras su padre, *Walter Lahey*, se preparaba para darles una noticia desgarradora.

- La mamá está enferma. - Dijo Walter, su voz grave llena de una tristeza calculada. - Ella está en el hospital, y los médicos están haciendo todo lo posible para que mejore.

Isaac, con ojos grandes y llenos de lágrimas, miraba a su padre sin comprender del todo. Camdem, con la determinación de proteger a su hermano, trató de aparentar fortaleza, aunque sus propios sentimientos se tambaleaban en el borde del abismo emocional.

Walter, viendo la confusión y el dolor en los rostros de sus hijos, trató de consolar a Isaac con palabras que no podían llenar el vacío de su ausencia. El joven padre sabía que la verdad sobre el abandono de su esposa era más cruel que cualquier enfermedad que pudiera haber explicado a sus hijos.

Pasaron semanas, y el vacío dejado por la madre se convirtió en una presencia constante en la vida de los Lahey. El tiempo parecía ralentizarse mientras Walter se aferraba a su mentira, protegiendo a sus hijos de la verdad: Rose no había fallecido, sino que se había ido, dejándolos con un dolor que ninguna mentira podía curar.

En el presente, la vida de Isaac había cambiado, pero las cicatrices del pasado seguían presentes, marcando su camino y sus decisiones, incluso cuando los años habían pasado y la verdad se había ocultado bajo capas de realidad cotidiana.

2020

El pasado sigue resonando en cada decisión que Isaac toma. La verdad sobre su madre, su ausencia, y el dolor de su abandono siguen influyendo en su vida y en sus relaciones, mientras se enfrenta a un nuevo capítulo lleno de incertidumbres y desafíos.

Mientras descansaba en una gasolinera junto con Cora, Isaac seguía pensando en el pasado. Su padre era cruel y malvado. Siempre lo aterrorizaban y Camdem se llevaba la peor parte por protegerle.

Cora llega con unos bollitos de chocolate con café.

- Ya está aquí el desayuno. ¿En que estás pensando? - Pregunta Cora mientras coloca sobre la mesa el café y los bollitos de chocolate.

Isaac miró los bollitos de chocolate y el café con una expresión distraída. A pesar de la oferta de Cora, el peso del pasado parecía aplastarlo, haciéndole difícil concentrarse en el presente.

- No puedo dejar de pensar en cómo todo ha cambiado -murmuró Isaac, mientras tomaba un sorbo de café para calmar su mente agitada-. Todo esto... es un recordatorio constante de lo que hemos pasado.

Cora se sentó frente a él, dejándole espacio para hablar, pero sin presionarle. Sabía que Isaac necesitaba procesar sus pensamientos a su propio ritmo.

- A veces, el pasado tiene una forma de seguirnos, ¿no? -dijo Cora suavemente-. Pero también tenemos el poder de cambiar nuestro futuro. Mira todo lo que hemos logrado a pesar de lo que hemos pasado.

Isaac asintió lentamente, aunque su mirada seguía fija en el horizonte, donde el cielo gris seguía cubriendo el paisaje. Los recuerdos de su infancia, la mentira de su padre y el dolor de perder a su madre seguían persiguiéndolo, pero sabía que tenía que encontrar una forma de seguir adelante.

- Lo sé, Cora -dijo Isaac finalmente-. Solo es que a veces, me pregunto si alguna vez realmente seré capaz de dejar atrás todo esto.

Cora extendió su mano y la posó suavemente sobre la de Isaac.

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