Capítulo VI

70 9 1
                                    

Estábamos todas haciendo la fila para llamar por teléfono a nuestros familiares, Espert nos advirtió de que la íbamos a pasar mal si no tranquilizamos a nuestros familiares diciéndoles que habíamos conseguido trabajo fuera de la ciudad y que les mandariamos plata.
Muchas no terminaban la llamada, ya que el sollozo llanto que no podía contener les impedía seguir hablando.

Yo era la última y Coti estaba delante de mí, nosotras teníamos que fingir que nos habíamos ido juntas. No tardó mucho y salió de ahí de igual manera que los demás  Llegó mi turno, pegados al teléfono se encontraron Ramiro y otro hombre más, vigilándome como si fuera a escapar o a pedirle ayuda a mi mamá.

Marqué su número y no tardó en contestar.

— Hola ¿quien habla?

— Ma, soy yo, Guada.

— Hija! Me tenias preocupada, me llamaron tus amigas de la facultad diciéndome que hace tres días que no apareces.

No lo soporte, escucharla me partió en mil pedazos, no pude evitar ese nudo en mi garganta y soltar las lágrimas que venían acumulando.

— Ma...Mamá no...No te preocupes — hice una pausa para no romper en llanto y que ella me escuchará— Yo estoy bien...me ofrecieron un trabajo fuera de la ciudad, junto con Coti.

— ¡Coti! mi otra nena, ella también me tenía preocupada.

— Lo se ma, perdona por no avisar...es que fue todo muy rápido.

— Que vas hacer el estudio?

No respondí al ver a Santiago caminando hacia mi e indicando con la mirada a los dos que me vigilaban, que se retiraran.

— Guadi?

— Acá estoy ma, no te preocupes. Voy a ganar mucha plata en este trabajo que como detective criminalística.

— Eso no importa hija, vas a venir a ver a tu mamá?

Mi tristeza y las ganas de llorar me volvieron a invadir, quería abrazarla, decirle que tal vez no me volvería a ver.

— No lo sé ma, eso ya lo veremos.

— Estás llorando?

—Si...es...es que te extraño ma —ya no podía ocultarlo y era un solo mar de lágrimas.

— No llores amor nos volveremos a ver ¿si?

— S...si mamá, te llamo luego. Si? chau.

— Chau hija, saludame a Coti.

— Dale, dale.

Corte la llamada y sentí como el mundo se me caía, no lloraría delante de él, aunque ya me había visto no le daría el gusto de verme destruida. Limpie mis lágrimas y camine pasándole por al lado.

Me dirigí al pasillo cuando el me tomó del brazo y me giré hacia él.

— No me toques —proteste dándole un manotazo a su brazo, lo que provocó que me tomara con más fuerza, quedando tan unidos que podía sentir el latir de su corazón.

—Por qué lloras?

Mi boca se abrió de par en par, funcí el ceño y entre cerré los ojos.

— Por qué lloro? ¿Por qué estoy llorando? Es joda? En serio queres saber por qué mierda lloro?

—Si quiero saber, por algo te pregunté pendeja.

Me aleje de él y lo empuje

— Sos un idiota, sos un pedazo de idiota. Me jodiste la vida.

Muñeca del gobierno | Santiago Caputo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora