Capítulo VIII

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Si no logran entender la escena del baile, pueden imaginarselo ustedes los pasos.

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Según Sandra, no todas lograron en este mes, bailar como se requiere, salvó dos de las nuevas, Coti y yo.

Las "reuniones" con Espert eran siempre más de lo mismo.

— Nada de caras de asco. Yo sé que hay situaciones en las que no se pueden ocultar, y créanme que acá va a pasar seguido —corto en una pausa— Está prohibido que se acerquen al escenario a tocarlas mientras bailan, para evitar cualquier accidente.

Solté una risa sarcástica y moví mi cabeza en forma de negación hacia abajo.

— Tenes algo que acotar Guadalupe?

— que considerado — ignoro mi sarcasmo

— en caso contrario, si les tocan el pie o algo, les hacen seña a alguno de nuestros hombres que estarán cerca y se encargaran

Horrible todo

— hoy no estarán ustedes en el menú, solo las viejas

— en el menú? — Marilu se limito a reír sarcásticamente — esto es increíble, somos el mismísimo menú.

— basta Maria —le susurro Coti al oído.

— No, es que me causa mucha risa, está mierda en vez de llamarse "La Mansión" debería llamarse El Buffet. Sacala de acá Ramiro —demandó Esper y Ramiro avanzó hasta ella tomándola bruscamente del brazo y obligándola a caminar; como un animal.

Dió unos pasos hasta quedar a mi alcance y apoye mi mano en su pecho indicando que parará.

— ella puede salir por sola —él solo me miró fríamente— Soltala.

— No te metas —soltó Santiago, quien se encontraba a un costado de Espert.

— soltala — vuelvo a demandar.

— uy! yo que vos la dejo Rami —la irritante voz de Micol— no vaya a ser que te muerda, tiene rabia —no tardaron en reír Sandra y Lourdes.

Ramiro y yo seguíamos mirándonos a los ojos en la misma posición, él la soltó. Solo abrió sus dedos dándole paso a Marilu a qué retirara su brazo, su mano quedó en la misma posición.
Ella inclinó su cabeza en señal de un "gracias" y salió, él aún seguía mirándome, yo volví a mi posición e ignorándolo, llevando mi vista fría hacia adelante sin registrarlo.

— Ramiro, ya podes volver a tu posición —hablo Santiago, al parecer estaba disgustado con la actitud de este. Lo obedeció.

— Bien chicas ya se pueden retirar y prepararse para esta noche.

Saliendo de la oficina una chica se acercó a mi, Rocío.

— No me caes mal, al contrario te respeto por como sos. Pero creeme que no vas a poder cuidar a tus amigas cuando estén adentro de esas habitaciones —señalando la escalera que llevaba a las habitaciones de sexo  — y acá tarde o temprano se van a cansar de tu actitud y la vas a pasar mal.

Me límite a ver cómo se alejaba y me dejaba con un escalofrío en el cuerpo, ella tenía razón, no iba a ayudarlas cuando de verdad me necesiten.

[...]

Para el primer acto irán, Micol al frente del escenario, Guadalupe a la izquierda, Coti a la derecha y Florencia a la jaula.

A Sandra le costaba nombrarla, se dice por los pasillos que la encontró con Espert en la oficina y no hablando.

Muñeca del gobierno | Santiago Caputo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora