Mientras caminaba hacia la casa de Rosie, mi mente seguía dando vueltas a lo que había pasado con Neels. Aún podía sentir la calidez de su mano en la mía y escuchar las palabras que me había dicho. ¿De verdad había algo más detrás de esa actitud despreocupada y encantadora? O, ¿simplemente me estaba dejando llevar por mis sentimientos?
En cualquier caso, los latidos de mi corazón y la ilusión de que fuese algo más, estaban ahí.
Cuando llegué a la casa de Rosie, ya podía escuchar el sonido de las risas que provenían desde adentro. Al tocar el timbre, la puerta se abrió casi de inmediato, revelando a Caro con una expresión que mezclaba preocupación y curiosidad.
—¡Por fin llegas, Marina!— Dijo, tirando de mi brazo para que entrara —Estábamos empezando a pensar que te había raptado un alien.
Me reí, pero mi risa sonó un poco forzada. Sabía que no sería fácil evitar el tema de Neels, especialmente con Rosie y Caro. Cuando entré en la sala, Rosie ya estaba allí, con los brazos cruzados y una mirada que dejaba claro que sabía algo.
Me balancee sobre mis pies con nerviosismo.
—¿Cómo te fue en el centro comercial?— Preguntó Rosie sin rodeos, y aunque su tono era casual, sus ojos estaban llenos de sospecha. Sabía que ellas no aprobaban mi relación con Neels, y a veces me preguntaba si tenían razón en preocuparse.
Ellas me querían y se preocupaban por mi bienestar, me protegían, como si fuese algo que con un soplo de aire se puede quebrar, pero de algún modo quería tener mis batallas, mis experiencias que por mucho que duelan o tome decisiones equivocadas, serán mías. Propias.
Suspiré, sabiendo que no tenía sentido esconder lo que había pasado.
—Fui con Neels porque... quería comprarme un cuaderno nuevo— dije, sacando el cuaderno de mi mochila y mostrándoselo. La portada de flores y colores suaves contrastaba con lo que yo esperaba de él, pero en ese momento no había cuestionado su gesto.
Caro y Rosie intercambiaron una mirada rápida antes de que Rosie se acercara para examinar el cuaderno con más detalle.
—¿Un cuaderno?— repitió Rosie, su tono ligeramente incrédulo —¿Eso es todo? ¿Él solo quería comprarte un cuaderno?
Caro le dio un codazo con "disimulo".
—Está lindo, cariño— lo tomo con delicadeza y lo miro por todos lados, examinándolo. Luego sonrió malevolamente —¿Me lo regalas?
—¡No, dámelo! — Chille antes de si quiera pensar, se lo quite y lo abrase contra mi pecho. Ella levanto una de sus perfectas y depiladas cejas oscuras —Estem... digo... no puedo... es que...
—Dios mio, Marina— Dijo Rosie —¿Qué fue lo que paso?
Sentí cómo me sonrojaba bajo su escrutinio. Sabía que sonaba extraño, pero no quería pensar demasiado en las intenciones de Neels, no cuando me hacía sentir tan especial, aunque fuera solo por un momento.
—Sí, dijo que el que usaba en clase no era el más adecuado y pensó que merecía uno mejor— Expliqué, esperando que eso calmara sus dudas, aunque por dentro, también me preguntaba si había algo más en todo esto.
Caro frunció el ceño, claramente poco convencida.
—Mar, ¿estás segura de esto...?— Preguntó, su voz más suave de lo habitual, como si no quisiera hacerme daño, pero necesitara advertirme —Sabes cómo es Neels. Es un jugador, y no me gustaría que te lastimara.
Rosie asintió, apoyando a Caro con un gesto serio.
—Sí, Mari, hemos visto cómo es con las demás chicas. Neels no es precisamente el tipo de chico que se conforma con una sola —Ellas tenían razón, no podía negarlo, pero...—¿Y si solo está jugando contigo?
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El Final de Nuestra Historia #1
Teen FictionEsta no es la típica historia de amor en las que la pareja termina casandose y tiene una familia feliz llena de hijos y felicidad. No, esta historia es sobre como de la forma más cliché conocí al chico de mis sueños; Thomas Gother, aquel chico capaz...