Cap. 18

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El equilibrio que habíamos encontrado en nuestra relación comenzó a tambalearse con el paso del tiempo. A medida que avanzaban las semanas, la presión de mantener nuestra relación en secreto empezó a pasarle factura a Thomas. Aunque tratábamos de disfrutar de nuestros momentos juntos, el hecho de tener que esconder nuestra relación de mis padres se volvía cada vez más pesado para él.

Una tarde, mientras estábamos en el parque, disfrutando de un paseo relajado, Thomas parecía más distraído de lo habitual. Me miró con una expresión de preocupación y, después de unos momentos de silencio, finalmente habló.

—Marina, necesitamos hablar —dijo con tono serio—. Me está costando mucho mantener nuestra relación en secreto. No quiero que esto sea una carga constante para nosotros.

Me detuve, mirándolo con sorpresa y un poco de preocupación.

—¿Qué quieres decir? —pregunté—. Sabemos que mis padres aún no están listos para aceptar nuestra relación. Creo que es mejor seguir así por ahora.

—Lo sé —dijo Thomas—. Pero siento que estamos perdiendo algo importante al tener que ocultarnos todo el tiempo. Me gustaría que pudiéramos ser abiertos sobre lo que tenemos.

—Es complicado —dije, tratando de encontrar las palabras correctas—. Mis padres son muy estrictos y siempre han insistido en que me concentre en mis estudios. No estoy segura de cómo reaccionarán.

Thomas suspiró y se acercó un poco más, tomándome de la mano.

—Entiendo que tus padres puedan ser difíciles, pero creo que deberíamos intentar hablar con ellos. No es justo que tengamos que escondernos. Lo que tenemos es especial y merece ser celebrado, no escondido.

Su insistencia me hizo reflexionar. Por un lado, comprendía su frustración. Por otro lado, el miedo a la reacción de mis padres me hacía dudar.

—No es que no quiera —dije finalmente—. Pero necesito tiempo para encontrar la mejor manera de hablar con ellos. No quiero que esto cause problemas innecesarios.

—Lo entiendo —dijo Thomas—. Pero no quiero que sigas sintiéndote atrapada en esta situación. Quiero que podamos ser felices sin tener que preocuparnos por esconder nuestra relación.

***

Una semana después, Thomas y yo tuvimos otra conversación seria sobre la situación. Esta vez, él estaba aún más decidido a encontrar una solución.

—Marina —dijo, mientras estábamos en su apartamento—. He estado pensando mucho en esto. Siento que estamos dando pasos atrás porque tenemos que ocultarnos. ¿No crees que es hora de ser honestos con tus padres?

—Todavía tengo miedo de cómo reaccionarán —respondí—. Mi papá se preocupa mucho por mis estudios y ha dejado claro que no quiere distracciones. No estoy segura de cómo manejar esto.

Thomas se acercó y me miró con comprensión.

—Lo entiendo, pero también creo que es importante que ellos sepan quién eres y cómo te haces feliz. Mereces ser abierta y honesta con ellos. Quizá no sea fácil, pero creo que es el paso correcto.

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A pesar de la insistencia de Thomas y sus esfuerzos por apoyar mi decisión de hablar con mis padres, me encontraba en un torbellino de dudas y temores. Cada vez que pensaba en la conversación que debía tener con ellos, el miedo y la inseguridad se apoderaban de mí.

Una tarde, Thomas y yo estábamos sentados en su apartamento, disfrutando de una tranquila tarde de estudio. Aunque intentaba concentrarme en los libros, mi mente estaba ocupada con la idea de la conversación pendiente con mis padres.

El Final de Nuestra Historia #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora