I

132 27 48
                                    

—Las canciones románticas de Soyeon van dirigidas a ti—dijo Shuhua.

—¿¡Qué!?—exclamó Yuqi, sus ojos abriéndose como platos. Instintivamente, se afirmó en Minnie para concentrarse en su cerebro—. Mentira, Soyeon no sería igual de cobardes que ustedes como para ocultar eso...¿Cierto?

Las chicas notaron como la imagen fuerte y segura de Yuqi que tanto la caracterizaba fue yéndose completamente de su cuerpo. Sus mejillas sonrojadas, su mirada inquieta y su mentón bajo, estaban viendo algo que no se podían creer: a Yuqi siendo una niña tierna.

—¿Cierto?—repitió Yuqi al no recibir una respuesta. Sus ojos buscaban alguna señal de que lo que acababa de escuchar no fuera una broma.

—Bueno...—Miyeon miró el techo—. Todos notamos que iban dedicadas a ti y todos en este colegio han escuchado sus canciones, así que cobarde no es.

—Yo no lo noté—dijo Minnie, alzando su mano.

—Tú eres un caso aparte—dijo Shuhua.

Yuqi le dio una corta mirada a cada una. Las parejas ya estaban muy marcadas. Miyeon y Minnie con los hombros pegados y Shuhua y Soojin de la mano. Yuqi sintió un nudo formarse en su estómago. ¿Y ella? ¿Se estaba quedando atrás? No. Se repitió a sí misma que no era una competencia, que los sentimientos no debían medirse así. Pero el pensamiento persistía, como un pequeño demonio en su mente, susurrándole que, de alguna manera, había estado ciega ante algo tan importante. ¿¡Cómo demonios había sucedido!? ¿Cómo era posible que Soyeon, de todas las personas, hubiese escrito esas canciones ridículamente románticas pensando en ella?

Su corazón estaba chillando de la emoción.

Su cabeza era un caos, ni siquiera podía recordar las letras. No ponía mucha atención porque estaba concentradísima golpeando la batería. Es por eso que, sin pensarlo mucho, se estiró hacia adelante para agarrar las mano de sus dos amigas más cercana. Iba a necesitar la ayuda de Shuhua y Minnie para analizar las canciones de Soyeon.

—¡Oye!—se quejó Shuhua que corría detrás de ella.

—¡Se las devuelvo cuando termine!—gritó Yuqi que tiraba de sus amigas para ir al lugar donde los profesores nunca las molestaba.

La sala de ensayo de la banda.

Cuando cerró la puerta de un portazo, miró a las chicas que estaban apoyadas en la pared, murmurando entre jadeos porque no tenía la misma capacidad física que su amiga. Minnie alzó su dedo índice para decir algo, pero negó con la cabeza y se tiró al suelo, siendo seguida por Shuhua. Nunca habían corrido tanto en tan poco tiempo, porque la sala de ensayos estaba alejado de todo el colegio para no interrumpir el estudio de nadie. De hecho, antes era un lugar donde la escuela ocultaba las cosas que querían botar. Soyeon tuvo que pedir un permiso para quedárselo y las cinco se dedicaron a arreglarla para convertirla en un lugar aceptable para sus instrumentos.

—Me siento como si hubiese escapado de mi propia boda—jadeo Shuhua.

—Deja de estupideces, Shu—dijo Yuqi—. Soojin puede esperar un día para darte mimos y besito—Shuhua hizo una mueca, se había perdido lo mejor—. Nota la seriedad de la situación.

—Soyeon ni siquiera vino como para que estés así, Yu—Shuhua cruzó los brazos—. Puede hasta esperar una semana—murmulló, quería esos mimos y besitos que mencionó Yuqi.

Minnie puso la mano en el hombro y se acercó para decir una enorme estupidez, pero el cansancio aún no la dejaba respirar.

—Sí, estoy saliendo con Soojin—suspiró Shuhua—Min, pon atención.

Take On Me [(G)I-DLE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora