Veinte años solares han pasado desde el acuerdo de paz que unió a los seis reinos formando la Alianza de Coronas. Terrasol y Rocallosa ahora son los reinados más prósperos de todos gracias al fuerte matrimonio que une a sus reyes.
Con los años, la i...
Hola, hola, perdón que no subí capitulo el sábado pasado. Tuve unos cuantos inconvenientes y no me alcanzaba el tiempo para terminar bien el capítulo.
Agradeciéndoles una vez más el apoyo, mil, mil gracias.
En este capítulo aclararemos una duda y habrá una aparición especial, corta pero especial xD ya verán de quien estoy hablando.
Agárrense fuerte!!
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Hagan sus preguntas.
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Capítulo 5
Las manos de Luna se agarraron del borde de la bañera de madera, sus ojos lila miraban fijamente a los ojos azules del Carnero que se encontraba sumergido en el agua tomando un baño viendo a la nada, apenas parpadeaba estando en otra parte dentro de su mente menos allí.
Luna hacía sonidos de duda con su boca, el esclavo le daba mucha curiosidad e incertidumbre, el hecho que fuera mudo dificultaría poder comunicarse con él, por lo tanto, no sabía cómo podría conocer más de él y aclarar tantas incógnitas.
El Carnero no tenía un nombre, o al menos eso dijo Thomas Jr. cuando le encargó su aseo personal a partir de ese momento y que le instruyera para servirle con propiedad.
—Yo soy Luna, un dragón —dijo acercándose más. Era la segunda vez que se presentaba, solo quería iniciar nuevamente una conversación.
El Carnero se fijó en él llamándole la atención su piel blanca con reflejos de escamas y sus ojos rasgados. Luna le sonrió al sentirse observado.
—El amo dijo que no tienes un nombre, hay que ponerte uno —estiró su cuerpo con gran entusiasmo— Pensaré en algo.
Luna revisó las heridas que tenía el Carnero en su piel, un labio partido, una mordida profunda en el cuello y cientos de moretones producto de los besos apasionados. Su amo había sido muy agresivo con el esclavo como si lo odiara, era la primera vez que trataba así a alguien mientras se apareaban.
—Perdona al amo, su entrepierna lo domina —dijo poniendo un ungüento en las heridas del Carnero— Aún no comprendo su necesidad por aparearse.
El Carnero hizo una mueca de dolor cuando Luna embarró la pomada en la mordida de su cuello.
—Lo lamento —fue más cuidadoso con su dedo— Esto te ayudará a sanar muy rápido, ya lo verás, el dolor desaparecerá en un par de horas.
Luna se arremangó la túnica y tomó la esponja de baño pasándola sobre la piel del Carnero limpiándole con el agua aromática. De repente, se escuchó el estómago del esclavo rugir debajo del agua.
—¿Tienes hambre? —preguntó Luna llevándose un dedo a la barbilla viendo que el Carnero tenía en la mira unos panes de centeno sobre una mesa.
A Luna se le iluminó el rostro y corrió llevándole un pan para que comiera. Luego de devorar el banquete del desayuno su amo le dio dos golpes en la cabeza, uno por no dejarle nada de comer y otro por la gallina que tenía amarrada en una piedra. Le dejó conservar al ave a pesar de su enojo y le hizo pedir más comida prohibiéndole comer de ese nuevo encargo.