Capítulo 2

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Capítulo 2

Una subasta en la zona alta de la isla Canario siempre era manejada con total discreción, artículos de gran valor terminaban allí siendo adquiridos por distinguidos nobles que pagaban lo que fuera por tener en sus colecciones tan valiosos tesoros.

El retrato del rey Cordero en total desnudez fue un secreto a voces en los últimos días y le llegó la información a Thomas Jr. gracias a sus contactos en la isla Canario. Tal parecía que la tripulación de su padre extravió algunos cofres al dirigirse a Terrasol sin darse cuenta cómo o quien los tomó y aun no habían informado sobre el hurto por miedo a ser colgados.

Cuando era más pequeño espió al rey Cordero mientras se vestía, conocía como era su cuerpo sin prendas que le cubrieran, era hermoso y delicado; en aquel entonces solo fue una travesura, pero no era lo mismo verlo cuando solo era un inocente Ternero a verlo a días de ser un Toro, y ya conocía los placeres que el cuerpo otorgaba.

Con el tiempo descubrió que su odio hacia él también llevaba consigo deseo por poseerlo y fue intensificándose mediante crecía al punto de hacérsele habitual pensar en su rostro cuando se apareaba con bellas doncellas imaginando que era él quien le suplicaba por ser preñado con su semilla.

Se molestaba consigo mismo por pensar así, debía solo odiarlo y no desearlo, no después de ser el culpable de todo su dolor. Le arrebató a su familia. Su madre, las concubinas del harem y su primo Eliot, todos muertos por culpa de William y su padre.

—¿¡Quien ofrece más!?

El grito del subastador le hizo regresar al presente donde una pequeña estatua de gato con ojos de esmeraldas era vendida al mejor postor; provenía de Meria donde adoraban a los gatos como dioses.

—¡Vendido por doscientas cincuenta monedas de oro! —el Ciervo subastador dio martillazos en su podio anunciando al ganador con gran entusiasmo.

Hubo unos cuantos aplausos para el comprador de la pieza que fue manipulada con sumo cuidado por el personal trasladándolo a la parte trasera de la tarima llevándolo a otra área de artículos vendidos.

El retrato del rey Cordero sería de los últimos al ser el más codiciado, por lo tanto, la espera fue un poco tediosa para el Novillo quien observaba a los demás pujadores con total discreción. En el lugar había aproximadamente treinta criaturas de diversas especies de las cuales más de la mitad eran Ciervos. Y el único Taurino era él, un punto a su favor.

Todos estaban ubicados en mesas redondas con manteles finos. Los meseros servían vino "gratis" por ser clientes exclusivos, para participar en esa subasta tuvieron que pagar una gran suma de dinero así que el vino no era en realidad una cortesía del club.

Tocó su antifaz dorado asegurándose que estuviera bien colocado. Una pluma roja ondeaba en una esquina del antifaz rozando con su cabello rubio cerca de sus cuernos puntiagudos. Varias trenzas decoraban su cabello suelto con accesorios de diversos materiales y colores.

Rey TaurinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora