Jay se comenzaba a sentir como si fuera parte del elenco de una película de acción.
Daba la impresión de haber asumido el papel del guardaespaldas encargado de la seguridad de Jungwon, pues transitaba detrás de él con la actitud de su escolta personal que velaba por su bienestar, mientras avanzaban hacia el camerino de los mimos.
Tras realizar una parada técnica y hacer la recolección de pruebas necesaria, emprendieron su camino hacia el lugar donde Soobin posiblemente estaría alistándose para dar su función de esa noche.
Los grupos de artistas que aún yacían en la zona de vestidores los observaban con expresiones de desconcierto; parecían intrigados por su dirección y el aura de autoridad que irradiaban en cada paso, infundiendo un respeto innegable en su trayecto.
El trapecista tenía una gran cantidad de cosas por decir, un torrente de letras que ya picaban en su lengua y revoloteaban inquietas. A pesar de haberse puesto el límite de no ser muy cruel, tenía la certeza de que su control se desvanecería si a Soobin se le ocurría soltar cualquier comentario fuera de lugar.
Sería incapaz de reprimirse si eso sucedía y por el bienestar de todos, esperaba que el mimo no adoptara una postura despectiva con ninguno de los dos.
Si se metía con él no habría tanto problema, claro que podría manejarlo. No obstante, si al chico se le ocurría atacar a Jay, la historia cambiaría total y completamente.
Un Jungwon enojado era igual al estallido de una bomba nuclear.
—¿Dónde es? —el vidente le preguntó, leyendo los letreros de las puertas—. Solo conozco el camerino de Sunghoon y el que era tuyo.
—El de los mimos es ese —apuntó el penúltimo cuarto del pasillo—. Debe estar ahí y espero que esté solo.
—¿Y si sus compañeros se encuentran ahí?
—Bueno, será una pena que lo conozcan como realmente es.
No quería armar un escándalo, pero si había más personas presentes y no se retiraban cuando se los pidiera de una manera atenta y cordial, acabarían enterándose de la clase de sujeto que tenían como amigo.
Lo merecía por traidor.
Se detuvieron en la puerta correcta, al centro de esta se alzaba en letras grandes y rojas la leyenda "Camerino 15: Mimos", ya que al igual que todos en Legacy, el equipo completo de tal acto compartía el espacio.
La superficie fue golpeada por un puño con fuerza, tres toques duros alertaron a quien sea que estuviera al otro lado del muro y Jay se abrazó a sí mismo, colocándose al costado de Jungwon mientras aguardaban.
Después de esperar con impaciencia durante un minuto que les pareció eterno, la puerta al fin se entreabrió y ante ellos se reveló Soobin, quien los escudriñó al instante con una mezcla de sorpresa y desagrado que se dibujó con nitidez en su rostro.
El chico tenía el maquillaje a medio aplicar en la cara, la pintura blanca ya cubría su piel en una primera capa y su cabello azul ya estaba peinado con un montón de spray.
—¿Qué hacen aquí? —les cuestionó, sin soltar el picaporte—. ¿Vienen a gritarme y a amenazarme otra vez?
—Vengo a platicar contigo—Jungwon informó, con franqueza—. ¿Estás solo?
—Sí —respondió, frunciendo la distancia entre sus cejas—. ¿Por qué?
—Necesitamos privacidad para conversar, ¿podemos pasar?
Soobin realzó los pliegues en su entrecejo, y luego dirigió un vistazo de descontento hacia Jay.
—Tú sí puedes, pero él no —estableció, molesto—. No sé qué mierda haces aquí, pero vete.
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𝙄𝙏'𝙎 𝘼𝙇𝙇 𝘼𝙉 𝘼𝘾𝙏 » 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉
Fanfiction❝Jungwon amaba con cada latido ser un trapecista en el circo "Legacy", desde que tuvo uso de razón, siempre soñó con ser parte del espectáculo. Y su vida sería completamente perfecta, si no tuviera que lidiar continuamente con Jay, un malhumorado vi...