Parte 7 - Darwin

129 4 1
                                    

En el spa del Templo Musculoso los Dioses pasaban un momento de diversión y relajación. "AAAAAH, AAAAAH MÁS MI MACHO, TÚ SÍ ERES HOMBRE, MÁAAAAS", decía Orso imitando la voz chillona y gemidos de Iñaki provocando la risa de los demás y un poco de pena en Gokú. Los sonidos de la unión de Gokú con su adorador en el Santuario se habían escuchado en todo el Templo. "Fueron tres veces, yo las conté. Sonaba como si lo estuvieras matando", agregó Henrique en tono divertido, para después invitar a todos a levantar sus copas y brindar por la primera adoración de Gokú en el Santuario.

Gokú se mostraba apenado, pero en el fondo estaba orgulloso de su buen desempeño sexual en el Santuario. Sabía que le había dado una experiencia inolvidable a su adorador y que seguramente repetiría. Además, la voz se correría y posiblemente más personas querrían llevarlo al recinto. Metida la mitad de su cuerpo musculoso en el agua caliente, el Dios contaba animado este primer encuentro a sus compañeros, quienes hacían bromas y preguntas.

Luego de su primera adoración en el Santuario, Gokú regresó a su rutina de adoraciones regulares. Muy temprano, recibió la notificación de que por la noche había sido solicitado para adoración, por lo cual comenzó a prepararse. Luego de un baño se colocó un posador azul turquesa de tela metálica y se cubrió con una bata blanca. Se dirigió a la habitación indicada y tomó asiento en el trono para esperar al adorador.

Unos minutos después se abrió la puerta y vio al adorador de esa noche. Se trataba de un adolescente, muy delgado, de piel clara, cabello castaño y rasgos delicados. Inmediatamente el joven posó su mirada sobre el imponente Gokú en su trono al fondo de la habitación y su rostro reflejaba un impacto que el guerrero pocas veces había visto. El chico avanzó lentamente sin despegar la mirada del Dios Musculoso. Por su actitud insegura, Gokú pudo notar que era la primera vez que este adorador acudía. Había algo diferente en él, no era como el resto de los adoradores.

"Buenas noches, mucho gusto, me llamo Darwin", dijo tartamudeando el chico. Gokú se sorprendió con tal formalidad, la mayoría de personas inmediatamente comenzaban a adorar. "¿Es la primera vez que vienes?", preguntó el Dios musculoso. "Sí, y tal vez la última, este lugar es muy caro pero yo quería conocerlo, señor Gokú, y vale la pena el gasto si al menos una sola vez puedo estar en su presencia, es un sueño hecho realidad para mí", continuó el chico.

Gokú estaba sumamente sorprendido. "¿Entonces tu intención al estar aquí es conocerme específicamente a mí?", preguntó el Dios. "Así es, lo admiro mucho y sueño con usted desde que yo era un niño y lo veía en televisión, en sus peleas y torneos de artes marciales. Desde hace muchos años, usted es mi ídolo, lo venero, colecciono todo de usted: fotografías, videos, posters, tarjetas, todo. Usted me encanta, su cara, su cuerpo musculoso...", Darwin bajó la mirada sonrojado al decir esto.

Gokú estaba muy interesado en lo que el chico decía, así que se levantó del trono y bajó las escalinatas para estar a su nivel. Tómo a Darwin de la mano y lo llevó hacia la cama, donde se sentaron en una orilla para que le siguiera contando. "No sé si lo sepa, señor Gokú, pero usted es la fantasía de muchos niños que crecimos viéndolo, niños... niños como yo", Darwin parecía muy apenado, como si estuviera contando algo sumamente íntimo. Gokú sonrío y le levantó la cara. "Gracias por tus palabras tan bellas, no tenía idea de que fuera admirado de esa manera. Me da mucho gusto al menos poder cumplirte a ti tu sueño de conocerme. Pero dime. ¿cómo llegaste aquí?", preguntó Gokú.

"No fue nada fácil, yo vivía solamente con mi madre pero ella falleció hace un año. Al ser hijo único heredé nuestra casa, pero la vendí, para poder venir aquí y conocerlo. No me importa ni me duele haberme desecho de ella. Las cosas materiales vuelven pero estoy seguro de que hacer realidad mi sueño de estar en su presencia es algo único, no quería desaprovechar", contó Darwin. Gokú estaba muy impresionado y conmovido. El chico había vendido su patrimonio con tal de verlo, no tenía idea de lo importante que era para algunas personas.

Gokú y el Templo MusculosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora