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Por la mañana Max despertó en su habitación y en su cama. Entre quejidos y un pequeño dolor de cabeza intuyó que lo que había sucedido no había sido nada más que un sueño. Miro la hora en el reloj y noto que ya era muy tarde para ir a clases. Por un segundo se lo toma a la ligera pero poco después recapacita y se apresura a vestirse lo más rápido posible.

Una vez casi listo llaman a la puerta con golpes incensates y ruidosos.

— ¡Ya voy! — grito el pelinegro. Apenas se puso los zapatos y estuvo listo camino hacia la puerta y al abrirla se topa con dos policías.

— Teniente Midtown, vengo para saber si usted reconoce a este hombre.

Cuando Max ve la fotografía de la persona a quien buscaban su sangre se hela y su miedo se hace presente. En la fotografía estaba el con su versión de la máscara.

— ¿Por qué se le busca? — preguntó con cierto nerviosismo

Robo al banco de la ciudad justo la noche de ayer ¿Lo ha visto acaso? — preguntó el hombre de manera sería y firme

Max titubeó un poco y finalmente respondió que no, jamás lo había visto en su vida y como una forma de salvarse comenzó a mostrar preocupación porque aquel criminal estuviera suelto, pues si pudo robar el banco el solo podría ser capaz de muchas otras cosas y fingiendo un temor convincente. Los hombres prometiendo que lo atraparian muy pronto le desearon un buen día y se fueron.

Max cerro la puerta y respiro profundo y con alivio, pero luego comenzó a buscar el dichoso dinero. No tenía recuerdo alguno de haber hecho algo así pero tras buscar entre sus cosas encuentra en el armario varios costales de dinero. Temeroso se apresura a esconderlo todo lo mejor que puede. Concluye que la máscara solo le ha traído más problemas que alegría por lo que voltea hacia ella y la toma entre sus manos.

— Hasta aquí, ya no pienso seguir con esto — molesto lanza la máscara por la ventana y sale de la habitación apresurado para alcanzar a tomar su primera clase, esto sin darse cuenta de que la máscara volvió a la habitación por si sola.

En clase Max se encuentra con sus amigos pj y Bobby y se sienta junto a ellos. Llegó a tiempo y ahora su única preocupación era que nadie supiera de el dinero que tenía en su poder además de buscar una manera de devolverlo sin levantar sospechas.

Durante la clase sus dos amigos notan su evidente cansancio y su ánimo tan debilitado por lo que, preocupados, le preguntan al respecto.

— Max ¿Estás bien? — preguntó Bobby tocando su hombro para llamar su atención

— ¿Eh? si, si, solo... Es que no eh dormido bien — mintió Max, decirle la verdad incluso a sus mejores amigos podrían causarle más problemas y eso era algo que no quería.

— Se nota amigo, te ves horrible. Tengo una idea ¿Por qué no vamos al parque acabando las clases y patinamos un poco? Eso podría levantarte el ánimo — propuso Bobby con una sonrisa animada

Max se negó recordándoles que tenía que ir a trabajar y no podía darse el lujo de tomarse otro día libre.

Cuando las clases terminaron, a falta de su patineta, el chico corrió a toda prisa directo a su trabajo. Era un gran trayecto de la escuela al restaurante donde trabajaba, si bien antes había aceptado ese trabajo debido a que con su patineta no era gran problema ahora era una completa tortura llegar a tiempo a pie y sabía que confiar en el autobús no era de fiar.

Apenas llegó Max respiro una y otra vez debido a lo agotados que estaba por correr y a los pocos segundos recibió un reprendió de parte de su jefe.

MASCARA - • 10 citas para enamorar • - Maxley Donde viven las historias. Descúbrelo ahora