1

253 30 7
                                    

Terminando las clases los amigos de Max comienzan a conversar respecto a una idea que tenían para divertirse, salir a una discoteca y liberar estrés conociendo chicas. Lo que no tomaban en cuenta es que su querido amigo Max no podía darse el lujo de hacer tal cosa.

— ¡Pero Max! Es viernes ¿Por qué no puedes acompañarnos? — preguntó Bobby indignado

— Tengo que trabajar — respondió Max — Bien saben que mi papá no puede ayudarme siempre a pagar la carrera.

— Viejo ¿Qué no te das un día de descanso?.

Antes de que Max pudiera responder su hombro impacto con el de otro chico quién había chocado con el mientras avanzaba para salir del aula distraído entre una conversación con sus amigos.

— ¡Oye! ¡Fíjate por dond...

Las palabras le fueron robadas del pecho en cuanto se dio cuenta de que se trataba de nada más y nada menos que de Bradley Cremanata tercero. Que por alguna extraña razón, portaba una vestimenta mucho más formal que de costumbre. Llevaba consigo una camisa blanca, pantalones negros de vestir y zapato negro del mismo estilo. La camisa parecía estar arremangada por lo que llegaba un poco arriba de donde estaba el codo.

¿Y esa vestimenta tan extraña Brad? Se ve muy elegante como para solo asistir a clase — preguntó Max sonriente y cruzándose de brazos

— No es de tu interés novato, simplemente tengo que asistir a una reunión importante en 15 minutos y no me daba tiempo de alistarme después de clase — explico Bradley de mal humor

— Wow, pues debo admitir que te ves mejor cuando no te vistes como un anciano y no tienes caras de un desquiciado.

— ¿Se supone que eso es un cumplido? — preguntó Bradley disgustado

Tómalo como quieras Brad.

— Como sea — renegó rodando los ojos — no tengo tiempo para tus comentarios tontos.

Bradley simplemente se fue y los amigos de Max celebraron su eficiencia para irritar al castaño. Era bien sabido que cada que esos dos iniciaban una conversación pasiva agresiva Max siempre salía victorioso debido a su habilidad para dejarse en alto a si mismo. Lo que no sabían es que desde hace tiempo el pelinegro había comenzado a ver a Bradley con otros ojos. Luego de los juegos extremos su rivalidad había aumentado y ninguno de los dos perdía oportunidad de molestarse verbal, e inclusive en algunos casos, físicamente. Pero, con el paso del tiempo y de los meses a Max ya no le molestaban todos esos insultos, al contrario, comenzaban a divertirlo y pronto, molestarlo se había convertido en su actividad favorita del día.

Max, desde antes de entrar a la universidad y de tener esa rivalidad por la corona en los juegos extremos, admiraba a Bradley. Sus 5 victorias habían sido transmitidas por televisión y desde la preparatoria le parecía un chico eficaz y brillante. Claro que, obviamente, desde la televisión no tenía idea de que todo eso había sido gracias al uso de trampas y engaños. Aún así el ya lo tenía en un pedestal y cuando sus ataques verbales dejaron de tener importancia para el, estos sentimientos volvieron. Comenzó a mirarlo como solía hacerlo siendo un adolescente y analizando un poco esa situación con más madurez se dio cuenta de que lo que había experimentado antes no era solamente admiración si no que tenía un crush con él. Pero, como esto no suele verse a menudo en la sociedad por aquella época, era difícil para él identificar ese sentimiento. Ahora que sabía la idea que realmente tenía de él y el hecho de que ahora lo tenía enfrente casi todos los días se había dado cuenta de que ese crush se había intensificado a una atracción verdadera. Pero, gracias a lo antes mencionado sobre que no es algo común de ver, era obvio que no iba a confesar estos sentimientos por ningún motivo. Recordando esto Max decidió que se tomaría el día libre del trabajo y acabaría de una vez por todas con ese cosquilleo en el estómago que le causaba el ojiazul y saldría a conocer chicas.

MASCARA - • 10 citas para enamorar • - Maxley Donde viven las historias. Descúbrelo ahora