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Después del beso Sunghoon no dijo mucho, nada en realidad

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Después del beso Sunghoon no dijo mucho, nada en realidad. Sólo le había sonreído a medias para Sunoo, le tomó la mano y lo encaminó a su casa. Para el castaño estuvo bien, ese era un pequeño gran avance, sabe que tampoco Sunghoon va a estar besándolo a cada rato. El alfa necesitaba acostumbrarse a la idea de que eran alfa y omega.

Para el miércoles Sunghoon estaba más pegajoso que nunca. En el receso se pasaba con la cabeza enterrada en su cuello, olfateando. Gruñía cada vez que alguien le hablaba al más bajo, no importaba si era beta o un omega como él. Sunoo no se quejaba, por él estaba perfecto así.

Ahora están sentados en las mesas de la cafetería, Heeseung también está, porque dijo ahora eran sus nuevos amigos. Sunghoon no lo soportaba, él era el que más le hablaba a Sunoo y lo estaba provocando.

—Ehhh, Sunghoon. —Sunoo acaricia la mejilla del alfa, llamando su atención, sólo hace que el pelinegro ronronee. —¿Puedes ir a comprarme una malteada?

—Que vaya Heeseung. —aspira fuerte.

—Pero no creo que quieras que otro alfa me compre cosas...

—Está bien. —molesto de tener que dejar el calor del omega, se para, yendo a la caja.

Sunoo voltea hacia Jay, alzando su ceja.

—Es su celo. —dice obvio. —Se está acercando y necesita olerte para que a la hora de, ya sabes, hacerlo, su alfa te reconozca y no te haga daño.

—Oh. —asiente en compresión. —¿Crees que Sunghoon lo quiera pasar conmigo? ¿o llamará a alguien?

—Pienso que primero te dirá que no porque tendrá miedo de lastimarte. Pero si tu quieres pasarlo con él y lo convences de que no te hará nada... Tal vez lo logres.

—Y si no pasa, ¿llamará a alguien?

Jay niega.

—No lo creo. —come un chocolate, de esos que Sunghoon le regaló a Sunoo, y el castaño le da un manotazo. —Su alfa se volvería loco de oler a otro omega que no seas tú. Así que, si no eres tú, no será nadie.

Jay termina de comer el chocolate y a Sunoo ya no le importa. Muerde sus uñas, pensando. Que Sunghoon no llame a nadie más le calmaba un poco, pero sabiendo el dolor que iba a sufrir, lo alteraba de nuevo. Tenía que convencerlo.

—Toma. —el alfa pelinegro asienta la malteada de vainilla en la mesa, sentándose a su lado y poniendo su cabeza sobre su hombro.

—Gracias, Sunghoon. ¿Cómo sabías que ésta era mi favorita?

El alfa gruñe.

—Era la única que había.

Sunoo se ríe por lo bajo, sabía que era muy bueno para ser verdad.

Sunoo se ríe por lo bajo, sabía que era muy bueno para ser verdad

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𝐕𝐄𝐍 𝐀𝐐𝐔𝐈, 𝐘 𝐀𝐌𝐀𝐌𝐄 › sungsun ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora