Otra Aventura en este desértico planeta para este chapulín

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Iniciamos esta historia en un planeta lejano, en el Reino de Tilis, un enorme topo vive debajo del reino y extrae el agua del pais, Podrían vivir bien con una antigua maquina, la maquina generadora de Agua se daño hace mucho tiempo, por lo cual esta desértica la region.

Es cuestión de tiempo para que el Reino de Tilis caiga a manos del Rey demonio.

Snow, la comandante del Reino observaría como su tropas se limitan a puros ancianos, chamacos y mujeres, en vista de que la mayoría de hombres murieron en combate en las largas guerras

Princesa : Oh, y ahora quien podrá defendernos?

El Chapulin Colorado: Yo.

La princesa se asustaria, se esconderia, saldria medio ojo a la vista y diria "De donde saliste?"

El Chapulin Colorado: que pasa? No conocen en este planeta al Chapulin colorado?


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 Era un día tranquilo en la ciudad de Tokio, aunque esa calma pronto sería interrumpida por la llegada de un inesperado caos. En una esquina bulliciosa, la gente caminaba apurada, como de costumbre, hasta que un rugido metálico resonó por las calles.

—¡Atención, ciudadanos de Tokio!— gritó un hombre desde el centro de la plaza, vestido con una imponente armadura negra. —Soy el agente de combate Rokugo, enviado por la Corporación Kisaragi. ¡Hoy iniciaremos la conquista de esta ciudad! ¡Resistan y serán pulverizados!

Rokugo, recién ascendido a "super-agente", exhibía con orgullo su traje de combate, un exoesqueleto avanzado que lo hacía casi invencible. Además de su fuerza descomunal, el traje contaba con un arsenal de armas, gadgets, y modificaciones quirúrgicas que lo convertían en el orgullo de Kisaragi.

La policía llegó al lugar, pero sus balas rebotaban inútilmente contra la armadura del agente. La situación era desesperante. Los ciudadanos corrían por las calles, gritando y buscando refugio, hasta que un joven, aterrorizado, cayó de rodillas en medio de la plaza.

—¡Oh, y ahora, quién podrá defendernos! —gritó, cubriéndose la cara.

De pronto, un destello rojo apareció en el cielo. Todos levantaron la vista, sorprendidos, mientras una figura peculiar descendía lentamente, aunque no precisamente con gracia. El hombre vestido de rojo aterrizó torpemente sobre una carretilla de frutas, derribándola y esparciendo naranjas por todas partes.

—¡Yo! —exclamó, levantándose con dificultad y sacudiéndose las naranjas de encima. —¡El Chapulín Colorado!

Un silencio incómodo se apoderó del lugar. Rokugo inclinó la cabeza, confundido.

—¿Quién demonios eres tú? —preguntó Rokugo, ajustándose su visor táctico.

El Chapulín se irguió, adoptando una pose heroica mientras apuntaba hacia el enemigo con el índice.

—¡No contaban con mi astucia! —dijo con orgullo, aunque inmediatamente tropezó con una naranja y tuvo que sostenerse en su Chipote Chillón para no caer.

Los espectadores lo miraban sin saber si reír o huir.

Rokugo se cruzó de brazos, incrédulo. —¿Qué clase de payaso es este? ¿De verdad creen que puede detenerme?

El Chapulín sacó su Chicharra Paralizadora con movimientos exagerados y serios. —¡Silencio! Mis antenitas de vinil están detectando la presencia de un villano... y creo que eres tú.

El chapulín Colorado en KonosubaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora