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▶︎6 años y 12 meses de edad


Desde que papá había recibido a Zurti en su casa los castigos eran mucho más ha menudo.

Ella siempre le decía cosas a mi papá para que me castigara.

Estaba en el sótano otra vez, con esta seria la 4 veces en la semana, era un récord.

En unos días será mi cumpleaños numero 7.

Lastima que no sentía emoción alguna, para mi era un día más del año.

En una esquina del ático habían muchas cajas sin tocar, papa me lo había prohibido, era triste, mi curiosidad siempre estaba presente, pero el miedo al castigo era más grande. 

Recargue mi cabeza en la pared.

Odio la oscuridad, no le gustaba para nada.

Sentí las lágrimas caer de mi rostro sin parar.

Quiero salir, quiero a mi mamá.

¿Si ella estuviera viva sería diferente?

¿Papa me querría?

¿Qué nombre tendría?

¿Tendría ropa bonita?

Sostuve mi mejilla lastimada, papa me había vuelto a golpear antes de dejarme acá.

Me acerqué a la puerta por tercera vez.

-Papa! Por favor! -solloce. -Déjame salir! Hace mucho frío. -mi voz se entrecortó hizo un puchero queriendo sollozar de nuevo.

No obtuve respuesta, nunca tenía respuesta.

Camine arrastrando los pies hasta el colchón viejo.

Entre la oscuridad del sótano la pequeña niña lloraba en voz baja, si su padre la llegara a oír se desquitaría con ella otra vez.

¿Quizá mañana sea mejor?

No... No lo será.

Quizá no merecía ser feliz...

No merecía una mamá o un padre que la quiera.

Quizá estaba destinaba a vivir en el dolor.

El dolor te hace humano...

No, el dolor te hace miserable.

Eso lo sabía a sus casi 7 años, el dolor es el castigo que merecían las personas malas.

Ella había matado a su mamá, ella era mala, merecía todo esto.

Pero eso no quiere decir que lo quería.

Una cosa era merecerlo y otra es quererlo.

La niña quería un padre que la amara, protegiera e incluso celara como lo hacían los padres de las niñas de la isla.

La niña quería una madre que se preocupara por ella, por su alimentación, su educación, su vestimenta, ella quería una mamá.

Veía a las demás niñas de su pueblo caminando de la mano con sus padres que sentía unas inmensas ganas de llorar, le generaba tanta envidia.

¿Por qué ellas podían ser felices y ella no?

Era tan injusto.

Lo sabía...

Mañana no será mejor...

𝐍𝐨 𝐥𝐚 𝐭𝐨𝐪𝐮𝐞𝐬 / One PieceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora