Una Potter en Slytherin y hablante de parsel, fue maravilloso, pero solo para algunos...
¡Eres una deshonra para la familia! ¡No mereces el título de heredera! ¿¡Y ahora te juntas con esos...!? ¡YO FLEAMONT POTTER, LORD DE LA CASA POTTER, TE REPUDIO...
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El campamento era un hervidero de actividades cuando Polaris y el Zorro llegaron. Criaturas de todo tipo, desde centauros hasta faunos, animales y enanos, todos haciendo lo suyo, hasta que los vieron llegar. En ese instante, el bullicio cesó, y los rostros de los Narnianos se llenaron de esperanza.
Después de todo la misión que se le encomendó al Zorro era sabida por los presentes.
Pero lo que más captó la atención de Polaris en ese momento, fue la majestuosa figura en el centro del campamento. Aslan, el gran León, estaba sentado con una calma imponente. Su melena dorada parecía brillar con una luz propia, y sus ojos, llenos de sabiduría ancestral, estaban sobre Polaris.
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Y con esa sola mirada, ella supo que el León ya sabía todo sobre su vida.
Maldición ¿Qué es esto?*.- pensó, al sentir como su núcleo mágico vibraba con anticipo, como la magia fluía tan libre y naturalmente por sus venas, fue lo mismo que sintió ni bien puso un pie fuera del armario.
Era tan puro que le abrumaba.
Los ruidos de la sala se dividían entre los chillidos de Reepicheep y los comentarios de los mágicos.
"¡De verdad es un León!" "¡Maldición que genial!" "Cálmate Barty" "¿¿Que sucede con su magia??"
Los Narnianos, de inmediato se colocaron a los costados, y dando profundas reverencias, dejaron el paso libre a la Potter y al Zorro.
Aslan.-Bienvenida a Narnia, Polaris.-su voz era tan reconfortante como poderosa, de un tono profundo y suave, que logró erizar la piel de la pelirroja.- He estado esperando este momento por mucho tiempo.- informa.
En ese momento casi parecía que los orbes verdes esmeraldas de la Potter se fusionarían con los dorados del animal. Y es que Polaris, estaba asombrada y algo abrumada por la presencia de Aslan, que apenas pudo susurrar...
