"¿Esos son celos?"
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El motor del auto zumbaba suavemente en la oscuridad mientras Max conducía por las calles casi desiertas. Afuera, la ciudad parecía un mar de luces parpadeantes, pero dentro del auto, el silencio era tan espeso que parecía envolverlo. Su mano apretaba el volante con fuerza, sus nudillos blancos contra la piel tensa. Intentaba concentrarse en la carretera, pero sus pensamientos lo traicionaban.
El recuerdo de los labios del moreno sobre los suyos lo golpeó como una ráfaga de viento caliente. El beso había sido un torbellino, una mezcla de furia y deseo que lo había dejado sin aliento. Sentía el calor arder en su piel, la urgencia en cada toque. No había sido un beso suave ni gentil; había sido salvaje, una batalla de emociones reprimidas.
Tragó saliva, sintiendo cómo su garganta se cerraba. Se preguntaba si él también lo recordaba, si cada vez que cerraba los ojos sentía el fantasma de esos besos como él. Apretó los dientes al pensar en la posibilidad de que el mexicano simplemente lo hubiera olvidado, que para él no significara nada más que un momento pasajero de la borrachera.
Pero para Max... para Max, había sido más. Y eso era lo que más le aterrorizaba.
Mientras avanzaba por la autopista, los flashbacks llegaban sin control, como si su mente estuviera decidida a torturarlo. Recordó cómo sus manos se habían perdido en el cabello ondulado, tirando de él con desesperación. Cómo su cuerpo había respondido al menor contacto, cada fibra de su ser clamando por más.
Los ojos del mexicano, oscuros y cargados de una emoción que no había sido capaz de descifrar, lo habían mirado con tal intensidad que sentía que lo había desnudado por completo. Recordaba cómo el sabor aún persistía en su boca, mezclado con el amargo sabor de la culpa y la confusión.
Aflojó un poco el agarre sobre el volante, intentando recuperar el control. No podía seguir así, reviviendo esos momentos una y otra vez. Tenía que olvidarlo, tenía que convencerse de que no había pasado nada. Pero por mucho que lo intentara, el recuerdo seguía presente, aferrándose a él como un ancla.
¿Y si él también lo recordaba? ¿Y si cada vez que lo miraba, esos mismos pensamientos cruzaban su mente?. Sentía que se estaba volviendo loco, atrapado entre lo que sentía y lo que sabía que debía sentir.
Se preguntó si el modelo se había dado cuenta de cómo lo afectaba, si entendía el caos que había desatado en su interior. Apretó los dientes, sintiendo la frustración burbujear dentro de él, todo se estaba convirtiendo en algo mucho más complicado, algo que lo consumía por completo.
El sonido de un claxon lo sacó de sus pensamientos, recordándole que aún estaba en la carretera. Sus ojos enfocaron de nuevo en el camino, pero el recuerdo de esos besos no se desvaneció. Sabía que no importaba cuánto lo intentara, no podía escapar de lo que había pasado entre ellos.
Apretó el volante, frustrado consigo mismo por dejar que esos pensamientos lo dominaran.
Y lo peor de todo, no estaba seguro de si realmente quería escapar.
"¿Todo bien, Max?" La voz del mexicano, suave pero cargada de curiosidad, lo sacó de su ensimismamiento.
El neerlandés casi se estremeció al escucharlo. ¿Cómo podía actuar tan tranquilo, como si nada hubiera pasado? Sentía que estaba perdiendo el control, y eso lo enfurecía. ¿Por qué a él no parecía afectarle nada? El solo pensar que Sergio ni siquiera recordara lo que había sucedido lo hacía hervir por dentro.
"¿Qué te importa?" espetó con más veneno del que pretendía. La pregunta salió más dura de lo que había planeado, pero no se molestó en suavizarla. Si Checo ni siquiera recordaba, ¿para qué fingir?, aún le ir rotaba su presencia.
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Video Games
Fanfiction"¿Qué sucede cuando un piloto de fórmula uno se enamora del supermodel más inalcanzable?"