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Capítulo 15

"Un completo idiota"

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Checo quedó congelado, la calidez del beso de Max aún vibrando en sus labios. Pero al volver a la realidad, su primera reacción fue impulsiva: le dio una bofetada al neerlandés, no con toda su fuerza, pero sí con suficiente impacto como para que el piloto se llevara la mano a la mejilla, como si hubiera sido sorprendido en una pelea de almohadas.

"¡¿Qué demonios fue eso?!", exclamó Max, sus ojos tan grandes que parecía que podían salirse, claramente confundido.

"¿Y tú qué te crees, campeón? ¡Me dejaste colgado como una piñata en una fiesta de cumpleaños! Ignoraste todo lo que pasó después de ese beso y ahora sales con que 'estoy enamorado de ti' como si fuera lo más normal del mundo", dijo el mexicano, moviendo las manos dramáticamente como si estuviera en una obra de teatro.

El neerlandés frunció el ceño. "Lo sé, lo sé. Se que soy un completo idiota. Pero... ¿puedes perdonarme?" dijo con una cara de arrepentimiento.

El mexicano lo miró, sintiendo que la situación era más seria de lo que había imaginado. "Perdonarte no es tan fácil. Si realmente quieres mi perdón, tendrás que esforzarte y talvez lo tengas."

"¿Esforzarme? ¿Cómo?" preguntó el piloto, pasándose una mano por la cara, visiblemente frustrado.

"Primero, deja de actuar como un completo idiota. Y luego, demuéstrame que estás realmente interesado en esto. No solo palabras, Max. Quiero ver acciones," respondió el castaño, sintiendo que finalmente estaba poniendo límites.

Max asintió, un poco más serio. "Está bien. Quiero intentarlo. Quiero que me des una oportunidad para arreglar las cosas."

"Eso es un comienzo, pero recuerda: si quieres mi perdón, deberás demostrarlo," le dijo, dándole una mirada desafiante. "Yo sé que puedes hacerlo leoncito, esfuérzate."

Con eso, el modelo se dio la vuelta, dejándolo allí, reflexionando. Sabía que había un camino por recorrer, pero también que, por primera vez en un largo tiempo, estaba dispuesto a hacerlo.

Mientras tanto, Max se sentó en el sillón, sintiendo una mezcla de ansiedad y emoción. Sabía que tenía que contarle todo a su mejor amiga. Sin pensarlo dos veces, sacó su teléfono y la llamó.

"Maxie, estaba por llamarte, vi la qualy y quería ver como estabas" respondió inmediatamente la chica al contestar.

"¡Carmen! No puedo creer lo que acaba de pasar. Le acabó de confesar a Checo que estoy enamorado de él" dijo sintiendo una avalancha de emociones.

"¿Qué?, bueno era totalmente obvió, pero ¡no te atrevas a irte de Mónaco sin contarme todo! voy a ir a verte, ¡necesito escuchar todos los detalles!", exclamó la española claramente emocionada.

"Espera, no es necesario que vengas, puedo contarte todo ahora", protestó el rubio, pero sabía que era inútil. Carmen siempre había sido persistente.

"Muy tarde, ya estoy en camino. Mañana por la mañana estaré en tu departamento, aprovecho para verte en la carrera. Y asegúrate de no hacer nada estúpido hasta que llegue", le dijo la española mandándole un beso antes de colgar.

El neerlandés suspiró al escuchar el tono de la llamada finalizar. Sabía que su mejor amiga siempre tenía la habilidad de tomar el control de las situaciones, y esta no era la excepción. El piloto se levantó del sillón y caminó hacia la ventana, observando las luces de Mónaco titilar a lo lejos. Sus pensamientos giraban en torno a lo que había pasado.

Checo tenía razón. Había sido un idiota. Pero también sabía que no podía cambiar lo que ya había hecho, solo lo que haría de ahora en adelante.

Decidido, se cambió y salió a la terraza de su departamento, buscando despejar su mente. Las palabras del mexicano resonaban en su cabeza: "Quiero ver acciones". Sabía que no sería fácil, pero por primera vez en mucho tiempo volvía a sentir mariposas en el estómago.