"He caído en la trampa del lobo"
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Después de la tan bochornosa experiencia, el ambiente en la mesa quedó algo incómodo. Sin embargo, Charles, con su inigualable carisma, logró salvar la noche. Los invitó a un antro para celebrar su victoria, y todos aceptaron gustosos. Salieron del restaurante y se dirigieron a sus respectivos hoteles para arreglarse, pero para bien de todos era el mismo.
El. monegasco le pidió al neerlandés que lo llevara de vuelta al hotel, diciendo que quería hablar con él en privado. Max aceptó, aunque no pudo evitar sentirse un poco nervioso por esa "plática". Mientras tanto, Carlos se ofreció a llevar a Checo. Durante el trayecto, ambos entablaron una conversación sorprendentemente fluida. Hablaron de sus carreras, de sus vidas personales e incluso descubrieron que tenían varias amistades en común. Era como si siempre hubiera estado destinado a encontrarse, pero nunca hubieran tenido la oportunidad.
Una vez listos, acordaron verse en el estacionamiento del hotel. Mientras tanto, en la habitación de los modelos, la escena era caótica. Los tres intentaban ayudarlo a elegir un atuendo, pero él no hacía más que descartar prendas una tras otra.
"¡Chingada madre, Sergio! Llevas veinte minutos aventando toda la ropa" se quejó Lando, ya perdiendo la paciencia.
"Es que nada me gusta, todo se me ve horrible" protestó, mirando con desespero el espejo.
"Pero ardillita, si hasta con una bolsa de basura te ves precioso. Por algo eres mi modelo estrella" lo animó Alex con una sonrisa cálida.
"Tengo una idea" dijo Gigi, rescatando una prenda de la pila de ropa descartada.
Cogió un crop top blanco sin mangas con una estrella plateada en el centro y una abertura que dejaba ver un poco de piel, junto a unos jeans ajustados que acentuaban perfectamente el trasero del mexicano.
Cuando se lo probó, el resultado fue espectacular. Todos asintieron, satisfechos.
Alex portaba un hermoso vestido negro corto, con lentejuelas plateadas, Gigi llevaba un conjunto rosado con detalles dorados y Lando unos vaqueros holgados y una camisa blanca abierta, dejando a la vista su diminuta cintura.
Al llegar al estacionamiento, encontraron a los chicos esperándolos. Leclerc llevaba un conjunto rojo que resaltaba sus curvas, mientras que Sainz lucía un pantalón blanco combinado con una camisa negra. Pato, siempre elegante, vestía un traje color vino, y Max había optado por unos vaqueros deslavados, una camiseta blanca y una chaqueta de mezclilla. Al ver al mexicano, los ojos de Max se iluminaron brevemente antes de que lograra recuperar su semblante serio.
Nuevamente, se fue con Verstappen en el auto. El neerlandés estaba nervioso; Checo se veía demasiado bien, demasiado irresistible. Max peleaba internamente consigo mismo, recordando la promesa que se había hecho de no volver a enamorarse. Sin embargo, la presencia del mexicano hacía que todo su autocontrol se desmoronara, haciéndolo sentir como un maldito adolescente de nuevo.
"Te ves... bien" el rubio, finalmente, rompiendo el silencio mientras conducía.
"¿Solo bien?" respondió el castaño, en tono juguetón, con una sonrisa de lado. Tratando de aligerar el ambiente.
El neerlandés se removió incómodo en su asiento, sin saber qué decir. El ambiente en el coche estaba cargado de una tensión palpable, una mezcla de deseo y confusión que los envolvía a ambos. El mexicano lo miró de reojo, notando el ligero rubor en las mejillas del neerlandés. ¿Por qué tenía que ser tan complicado?
Finalmente, llegaron al antro. El lugar ya estaba lleno, la música retumbando en el aire mientras las luces de neón parpadeaban al ritmo del DJ. Al entrar, se encontraron con más amigos: Albon y George, que saludaron con entusiasmo. Fernando y Lance ya estaban en la pista de baile, y Logan y Oscar charlaban animadamente cerca de la barra.
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Video Games
Fanfiction"¿Qué sucede cuando un piloto de fórmula uno se enamora del supermodel más inalcanzable?"