CAPITULO TRES: Las cartas de nadie

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La fuga de la boa constrictor le acarreó a Harry el castigo más largo de su vida. Cuando le dieron permiso para salir de su alacena ya habían comenzado las vacaciones de verano y Dudley ya había roto su nueva videocámara, conseguido que su avión con control remoto se estrellara y, en la primera salida que hizo con su bicicleta de carreras, había atropellado a la anciana señora Figg cuando cruzaba Privet Drive con sus muletas. Harry se alegraba de que el colegio hubiera terminado, pero ni por esas había forma de escapar de la banda de Dudley, quienes visitaban la casa cada día. Piers, Dennis, Malcolm y Gordon eran todos grandes y estúpidos, pero como Dudley era el más grande y el más estúpido de todos, era el jefe. Los demás se sentían muy felices de practicar el deporte favorito de Dudley: cazar a Harry. Por esa razón pasaba tanto tiempo como le resultara posible fuera de la casa, yendo a la biblioteca municipal para leer cómics o libros sobre historia u química, y aunque gracias a sus tíos se veía "obligado" a ser un estudiante mediocre en la escuela, el todavía tenia ganas por saber cosas. Un día del mes de julio, tía Petunia llevó a Dudley a Londres para comprarle su uniforme de la nueva escuela a la que iba asistir en septiembre: Smeltings, dejando a Harry en casa de la señora Figg. Aquello no resultó tan terrible como de costumbre. Su vecina la señora Figg se había fracturado la pierna al tropezar con un gato y ya no parecía tan encariñada con ellos como antes. Dejó que Harry viera la televisión y le dio un pedazo de pastel de chocolate que, por el sabor, parecía que había estado guardado desde hacía años, pero a pesar de ello se lo comió encantado pues casi nunca probaba chocolate u pasteles de algún tipo. Aquella tarde, Dudley desfiló por el salón, ante la familia, con su uniforme nuevo. Los muchachos de Smeltings llevaban frac rojo oscuro, pantalones de color naranja y sombrero de paja, rígido y plano. También llevaban bastones con nudos, que utilizaban para pelearse cuando los profesores no los veían. Debían de pensar que aquél era un buen entrenamiento para la vida futura.

" Que dolor de ojos" Dijo Tony viendo aquel uniforme tan colorido.

Mientras miraba a Dudley con sus nuevos pantalones, tío Vernon dijo con voz ronca que aquél era el momento de mayor orgullo de su vida. Tía Petunia dijo que no podía creer que aquél fuera su pequeño Dudley, tan apuesto y crecido. Harry horrorizado se atrevió a preguntar si el también tenia que llevar eso.

-Tu ¿Ir a mi honorable ex escuela? Que iluso eres-Soltó Vernon con sorna

-Tu iras a la secundaria publica que te corresponde: Stonewall-Zanjo Petunia.

"¿Stonewall? ¿Es una jodida broma? ¡¡Esa secundaria publica es una de las peores del condado de Surrey!! ¡¡Un autentico nido de futuros delincuentes!!" Grito Butcher

"Yo he estudiado en el sistema publico al igual que mis hermanas y al igual que mis sobrinos y no somos malas personas" Dijo Sam Wilson ofendido

"Si no me crees puedes mirarlo si quieres después de que las proyecciones terminen" Le contesto el ex agente de la CIA zanjando el asunto.

A la mañana siguiente, cuando Harry fue a tomar el desayuno, un olor horrible inundaba toda la cocina. Parecía proceder de un gran cubo de metal que estaba en el fregadero. Se acercó a mirar. El cubo estaba lleno de lo que parecían trapos sucios flotando en agua gris.

-¿Qué es eso?-preguntó a tía Petunia.

-Tu nuevo uniforme del colegio-dijo. Harry volvió a mirar en el recipiente.

-Oh-comentó-. No sabía que tenía que estar mojado.

-No seas gilipollas-dijo con ira tía Petunia-. Estoy tiñendo de gris algunas cosas viejas de Dudley. Cuando termine, quedará igual que los de los demás.

Harry tenía serias dudas de que fuera así, pero pensó que era mejor no discutir y menos tan temprano en la mañana. Se sentó a la mesa y trató de no imaginarse el aspecto que tendría en su primer día de la escuela secundaria. En ese momento Dudley y tío Vernon entraron, los dos frunciendo la nariz a causa del olor del nuevo uniforme de Harry. Tío Vernon abrió, como siempre, su periódico y Dudley golpeó la mesa con su bastón del colegio, que llevaba a todas partes. Todos oyeron el ruido en el buzón y las cartas que caían sobre el felpudo.

¿Es Harry James Potter o Harry James Barnes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora