point of view

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    No era una noche agradable, el día tampoco se había prestado para ser agradable, solo tenía una de esas obleas espantosas en el estómago, un cabello seco que creía horrible y sin poder dormir.

    Hyunjin se encontraba de la forma más plácida que una persona podría descansar un jueves por la noche, mientras los ojos de Felix no podían mantenerse cerrados por más de 3 segundos consecutivos, algo le molestaba no había una razón aparentemente de por qué su propia presencia le molestaba a si mismo aquella noche.

    Solo quería poder mínimamente tolerarse, estos últimos días habían sido un infierno aburrido, todo bien con el infierno si había gente divirtiéndose pero era un infierno aburrido por qué se sentía solo.

    No sabe en qué momento su soledad empezó a molestarse, siendo de una familia grande y una casa pequeña nunca se había sentido solo, estando con Hyunjin muchísimo menos, pero su soledad ahora le agobiaba aún que solo durará unas horas.

    Solo quería confiar en el, como Hyunjin lo hacía, amarse a su mismo como Hyunjin lo hacía.
Poder amar su cabello como Hyunjin lo hacía, poder amarse su cuerpo como Hyunjin lo hacía. Poder convivir con el, como Hyunjin lo hacía.

   Hyunjin, como empezaría a hablar de el, Felix lo describiría fácilmente como un héroe, pero no los que vuelan por el cielo para salvarte, no, si no los que sus pequeñas acciones lo vuelven un héroe.

   Era transparente la forma en la que su novio lo miraba, lo conocía más que si mismo, sabía lo que quería o necesitaba en el momento exacto. Si necesitaba salir, sin pedirselo ni decir nada ya estaba en la puerta para salir a pasear con el sin rumbo. Si necesitaba un abrazo, tan sencillamente como ahora era abrazado de la forma más cálida.

    Hyunjin nunca abrazaba a nadie, pero lo abrazaba a el todo el tiempo.

— Pixi, tus ojos brillan mucho en la oscuridad, cierralos
dijo el mayor levemente adormilado mientras sus brazos rodean fuertemente la vibrante cintura de Felix.

— Perdón es que no puedo dormir.— respondió en voz baja

— No pidas perdón por eso, ¿necesitas un poco de chocolatada tibia?

    Felix solo asintió en la oscuridad con la cabeza, no entendía porque hablaban en susurros si vivían solos.
Pronto fue tomado sobre la espalda de su novio, quien lo dejo sentado en una banca alta que tenían en la cocina mientras el mayor, con su pelo acomodado en una coleta despeinada, le preparaba su chocolatada de 4 cucharadas de chocolate, con mitad de leche caliente, mitad d leche fria y un poco de escencia de vainilla. Luego, le entrego aquella taza con cuchara blanca al menor, acariciando sus piernas en busca de darle tranquilidad.

— ¿Qué te sucede Lixie Pixi?— Hacía poco ese apodo había aparecido en el vocabulario de su novio cada que quería hacerle reír, luego se volvió su apodo diario.

— Parece que no puedo ocultarte nada, ¿verdad?

— No tendrías que hacerlo porque juramos contarnos todo, pero aunque quisieras lo descubriría fácilmente, sos muy legible, me atrevería a decir que conozco hasta tu alma.

— Quiero amarme— Dijo derrepente. —Cómo vos me amas

— A mi se me hace fácil amarte, es como parte de mi rutina básica, respirar, comer, mantenerme con vida y amarte. Sos fácil de amar, preguntale a cualquiera, a tus amigos, a tus hermanas.

— Me encantaría verme desde tu punto de vista.

— Haces cosas increíbles, no entiendo como es que no las ves, vos sos completamente increíble de una forma tan natural.

— Siempre se me hizo raro recibir halagos.

— Lo sé nunca te acostumbraste a ellos,por eso siempre trato de decirte algunos. Así como, me gustan tus labios por la forma en la que me decis tus miedos con la misma lengua que enredas para decirme te amo. Me gusta tu pelo por como se enreda cuando das vueltas en la cama sin poder dormir, ese mismo que en el sol brilla como si fuera oro. Me gustan tus brazos por qué así como me piden abrazos cuando estás triste, me los piden cuando estás explotando de felicidad.
Quizás así puedas entender un poco, no te amo por lo que tenés, si no por lo que eres y podés dar. Cosas buenas y no tan buenas, es normal tener miedos.

— Tengo que aprender a ser agradecido conmigo mismo, ¿verdad?

— Así es mi amor, mientras te amare con tus miedos, prometería que lo haría hasta hacerlos desaparecer, pero eso sería mentirte por que los miedos no desaparecen, por qué el amor no los cura.
  Pero el compañerismo ayuda y estaré ahí para apoyarte todo lo que sea necesario y cuando te sientas un pez globo en el mar, me volveré una alga suave que te haga tranquilizar.

— Nadie me amo nunca antes como vos, así como yo no amé a nadie tanto como a vos.

— Tampoco yo, mi amor siempre estuvo reservado para alguien mejor y ese mejor sos vos. No por qué seas mejor que los demás antes que llegarás, si no por qué sos la mejor consecuencia de mis obras buenas, como si de una recompensa se tratara.

— ¿Recompensa? ¿Sigo siendo una recompensa aún en mis días malos?

— Claro que sí, no dejas de ser vos por tener un mal dia de una mala semana, tus pecas siguen ahí, tu sonrisa sigue ahi oculta debajo de todo ese mal humor, tu amor al chocolate sigue ahi intacto, tu amor hacia mi también sigue ahí. Aún que no te muestres radiante ahí estás, siempre sos vos Felix.

— Hyunjin era bueno en las palabras, con solo quince minutos dialogando su ánimo mejoraba, el no era bueno con más palabras pero demostraba su amor con cariño físico  así que solo se limito a terminar su taza de chocolatada y ser el quien lleva al mayor a la cama y lo recuesta en su pecho mientras acariciaba su largo cabello, deseaba saber comunicarse en palabras.

— Te amo Hyunnie, desde que leí aquel poema en tu bolsillo, desde que tomaste mi cintura en aquella clase de baile para evitar que me cayera al suelo bruscamente. Jamás nadie me había tenido como me tenés. Son las cosas ordinarias que haces que te hacen extraordinario, Hyunnie sos increíble, Gracias.

— Aún que tus inseguridades no estén curadas me preocupare por quererlas hasta que aprendas a verlas de otra forma, así como hice que amarás tus pecas.

Rio levemente y dejo caer del sueño entre los mimos y "te amo" de Felix, sabía que sus te amo eran mucho más que dos silabas significaban miles de cosas que solo podia embotellar en te amo, también sabía que Felix sabía que el sabía.

      Quizás hoy no pudo verse desde su punto de vista pero se acercó a el y se sintió mejor que toda la semana anterior, algun diablo haría. Y sin más pudo descansar, solo necesitaba palabras de amor y un pelinegro de 1,80 sobre el con sus brazos rodeando su cuerpo cuál oruga en su capucha.

Rosas y Naranjas ୨ৎ (os) HyunLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora